La determinación prohíbe vender el crudo cuando los contratos para su entrega estipulen un precio máximo, ante lo cual las exportaciones por debajo de ese umbral solo pueden realizarse con el permiso del jefe de Estado.
La puesta en marcha de las contramedidas de Moscú, que estarán vigentes hasta el 1 de julio del presente año, tienen origen en las acciones «inamistosas y contrarias al derecho internacional» de Estados Unidos y sus aliados, con el fin de proteger los intereses nacionales, según el texto presidencial.
Por su parte, el viceprimer ministro Aleksánder Nóvak afirmó este miércoles que la decisión de Rusia de prohibir a sus empresas el suministro de petróleo a un precio máximo limitará aun más el efecto de los instrumentos ajenos al mercado y conducirá a la estabilización del mercado mundial del hidrocarburo.
A inicios del pasado diciembre el G7, la Unión Europea y Australia establecieron un límite de 60 dólares por barril al precio del petróleo ruso transportado por mar para supuestamente restringir la principal fuente de ingresos de Moscú sin poner en riesgo la estabilidad del suministro energético mundial, según indicó entonces la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen.
Al respecto, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, enfatizó esta jornada que los intentos de Washington de obligar a terceros países a unirse a las sanciones contra el gigante euroasiático y restringir la cooperación con Moscú son ilegales y deben detenerse.
«Movido por un deseo obsesivo de causar el máximo daño posible a Rusia, Estados Unidos recurre cada vez más al simple uso de la amenaza de sanciones secundarias para obligar a los Estados neutrales a restringir la cooperación con nuestro país, y al mismo tiempo, llamarlo solidaridad», argumentó la funcionaria en su canal de Telegram.
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