De acuerdo con el organismo, este repunte interanual de la criminalidad es el primero en dos décadas, impulsado quizás por la relajación de las restricciones contra la pandemia de Covid-19.
Desde 2002 hasta 2021 el número de infracciones del Código Penal japonés mantuvo una tendencia a la baja, pero la situación delictiva cambió peligrosamente el pasado año.
Incidió en la estadística el incremento hasta un 14,4 por ciento de la delincuencia callejera, con mayor énfasis en los robos de bicicletas.
Preocupan también las 19 mil 129 consultas sobre acoso recibidas por la policía, las 115 mil 730 denuncias de maltrato infantil y los 84 mil 493 casos de violencia doméstica.
Asimismo, los crímenes relacionados con fraudes subieron un 28,2 por ciento y provocaron pérdidas financieras en torno a los 36 mil 140 millones de yenes (281 millones de dólares), precisó el informe.
Se duplicaron los ciberataques (57,5 por ciento) contra empresas y organizaciones públicas, mientras ascendieron a mil 131 las transferencias ilegales de dinero a través de la web.
Al mismo tiempo, aumentaron a nueve mil 536 (8,1 por ciento) los asesinatos, encabezados mediáticamente por el tiroteo en plena calle contra el ex primer ministro Shinzo Abe, el pasado 8 de julio.
La tranquilidad ciudadana es una de las principales garantías sociales del país asiático.
Al respecto, la NPA encuestó a unas cinco mil personas mayores de 15 años, de las cuales el 67,1 por ciento consideró que la seguridad pública había decaído en la última década, reseñó la agencia Kyodo.
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