Los marchistas convergieron en la tradicional Plaza Dos de Mayo, tras largas caminatas de varias horas desde las zonas poblacionalmente más densas de la extensa urbe, Lima Norte, Lima Sur, Lima Este y San Juan de Lurigancho.
A lo largo de la ruta al centro las columnas se fueron engrosando con nuevos grupos y recibieron la solidaridad de la gente, con aplausos y gritos de aliento y con la entrega de agua, fruta y emparedados para sobrellevar la larga caminata.
Los marchistas entraron al corazón de la ciudad en forma al mismo tiempo combativa pero pacífica y festiva, incluso cantando y algunas columnas convertidas en comparsas que danzaban aires andinos con la letras adaptadas a su principal demanda, la renuncia de la presidenta Dina Boluarte.
Jóvenes, curtidos trabajadores y campesinos y hasta provincianos y capitalinos de la tercera edad participaron en la marcha, que recorrió el centro de la ciudad.
Cuando intentaron dirigirse a la avenida que lleva al Palacio Legislativo, adonde querían llegar a expresar su repudio al impopular Parlamento, cuando ya caía la tarde, los policías dispersaron con gases lacrimógenos a los manifestantes.
Parte de ellos consiguió acercarse a la citada calle, pero encontraron una barrera de varias files de policías que les impidió el paso y que bloqueaba las calles transversales, para que no intentaran otras vías.
La aparición de un pequeño grupo por una de las transversales fue respondida con una andanada de gas lacrimógeno que despejó la zona en una jornada en la que los manifestantes solo por momentos enfrentaron a la policía a pedradas.
Las cámaras de seguridad publicas mostraron a un manifestante alejado en una camilla por brigadistas voluntarios de salud y la Defensoría del Pueblo reportó 20 jóvenes detenidos, de los cuales nueve fueron poco después liberados.
El despliegue policial incluyó el refuerzo de agentes traídos de otras regiones y alojados en la Villa Panamericana, torres de departamentos que alojaron a los participantes en los Juegos Panamericanos de Lima de 2019.
Entretanto, se reportaron marchas similares en las regiones norteña de Piura, centroandinas de Junín y Huánuco, y surandinas de Apurìmac y Puno, así como 69 puntos de bloqueo de carreteras en 21 provincias.
Desde diciembre pasado, las protestas acumulan 47 muertes civiles, en las cuales el Gobierno niega responsabilidad y señala que se investiga el origen de los proyectiles que las causaron.
A ello, según la Defensoría del Pueblo, se añaden un policía asesinado y 11 civiles muertos en situaciones conexas.
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