La ecuación es sencilla para quienes consideran injusto el actual escenario económico y social del país: mientras a la población se le exige ajustar el bolsillo y la inflación hace de las suyas, otros ganan mucho dinero, precisamente beneficiándose de las crisis.
El tema no es nuevo, y la reciente pandemia de la Covid-19 lo atizó, a partir de los multimillonarios ingresos de las empresas farmacéuticas y de los fabricantes de vacunas, por lo que el anuncio realizado ayer por la multinacional desató reacciones en tiempos de aumento del costo de la electricidad y del gas.
“Cero repartición de las riquezas”, escribió en Twitter el secretario nacional del Partido Comunista Francés, Fabien Roussel, quien acompañó su comentario con una tabla que refleja los enormes beneficios de TotalEnergies y el destino de una parte de los mismos.
Según el excandidato presidencial, el año pasado la compañía dedicó 13 mil millones de euros al pago a los accionistas, 11 mil millones a las inversiones en el petróleo y el gas y tres mil millones a las energías renovables.
Cuando estés al límite y te aprietes el cinturón, recuerda que tu dinero engorda a los accionistas; algunos se inflan, mientras el resto raciona, advirtió.
Desde el sector opuesto del diapasón político francés, la líder de la extrema derecha Marin Le Pen consideró que los beneficios récord de TotalEnergies ratifican la urgencia del impuesto a las superganancias.
Se trata de una urgencia económica, pero sobre todo de una urgencia de justicia social ante los franceses, los únicos a los que el Gobierno les reclama esfuerzos, subrayó en las redes sociales la también aspirante presidencial, derrotada en mayo pasado en el balotaje por el jefe de Estado Emmanuel Macron.
Después de un 2020 tenso por la pandemia, TotalEnergies fijó en 2021 un récord de ingresos de 15 mil millones de euros, superado nuevamente el año pasado (19,5), en buena medida por el alza de los precios del gas licuado natural, en un contexto marcado por el conflicto en Ucrania y las consecuencias de las sanciones contra Rusia, proveedor energético tradicional de los europeos.
Consciente de que el anuncio disparará la polémica y la cuestión del gravamen de las superganancias, el presidente de la multinacional, Patrick Pouyanné, citó las contribuciones de la compañía en Europa y el mundo y aseguró que en 2022 retomó el pago del impuesto de sociedades en Francia, del cual fue eximido el año previo por las actividades deficitarias de sus refinerías.
Asimismo, dijo que el grupo no descarta nuevas reducciones en el costo de algunos combustibles, si estos superasen los dos euros por litro.
Junto a las reacciones políticas, se produjeron algunas protestas, que incluyeron el lanzamiento de pintura roja contra la sede de TotalEnergies en el distrito financiero parisino de La Défense, protagonizado por activistas del movimiento Alternatiba.
A finales del año pasado, el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, descartó incluir en el presupuesto del Estado de 2023 un impuesto para los superdividendos de las empresas, pese a la enmienda adoptada en la Asamblea Nacional.
Dejemos estas fórmulas que son engaños, porque detrás está la tributación permanente, estimó en respuesta a una enmienda adoptada en el Hemiciclo en octubre a favor del incremento de los impuestos a las superganancias a un 35 por ciento, en contra de la opinión del ejecutivo.
Según Le Maire, Francia no puede asumir esa lógica, que consideró contraria a las políticas de estabilidad fiscal e impositivas promovidas por Macron.
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