Por Luis Beatón
Corresponsal Jefe de Prensa Latina en El Salvador
Ese es un resultado alentador, aunque solo representa una ínfima parte del comercio subterráneo que se mueve en la región de Centroamérica con rubros como los cigarrillos falsos contrabandeados en los países del área.
Según el periódico digital dinero.com.sv, la Asociación de Distribuidores de El Salvador (ADES) presentó una radiografía sobre la situación del contrabando de tabaco en el pulgarcito de América que se acerca a lo manifestado por el gobierno.
La marca ilícita de origen chino, “Modern FF”, es la que mayor inmersión tiene en el mercado de cigarros de este país, le sigue la otra marca china “Silver Elephant” y las marcas coreanas “Time, Pine, Esse Change, Pine Change y THIS”, producidas por la quinta tabacalera más grande del mundo KT&G y que ingresan de forma ilegal al territorio nacional. Esos cigarrillos que inundan el mercado local no pagan impuesto y entran vía Panamá a través de Belice, según los informes. Son los más vendidos, pues no son gravados y eso los ubica en una escala de precios menor, o sea, cuando la marca legal se oferta a 2.50 dólares la falsa cuesta uno.
Las áreas más afectadas y con mayor concentración de esos artículos son los departamentos de San Salvador, Santa Ana, San Miguel y La Libertad, señaló el periódico digital.
Un estudio reciente reveló que el tráfico de cigarros en el mercado salvadoreño representa un 37.1 por ciento, es decir, que de cada 10 cigarros, cuatro se comercializan en forma ilícita.
La información de La Organización International de Policía Criminal INTERPOL (por sus siglas en Ingles) y otras entidades de Naciones Unidas señalan que el fraude de cigarros “no es un delito menor”, pues es parte de una red más extensa vinculada con el crimen organizado.
Según la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), en El Salvador ese negocio facilita el financiamiento de grupos delictivos como por ejemplo las maras e incrementa la inseguridad ciudadana.
Las investigaciones de la ONU y de CID Gallup documentaron que organizaciones criminales presentes en Panamá (específicamente en Zona Libre de Colón), utilizan esquemas de trasiego para enviar productos con destino final en el territorio salvadoreño y a las demás naciones de Centroamérica donde la venta de cigarrillos falsificados es un gran negocio.
Otras fuentes indican que el producto con destino a El Salvador se origina en China, Corea del Sur e India, entre otros países, e ingresa a la región centroamericana por zonas libres de impuestos como Colón en Panamá y la de Corozal en Belice.
Belice donde existen zonas francas, abastece a Guatemala, Honduras y El Salvador, y Panamá a Costa Rica y Nicaragua, pero también al resto de la región, según una pesquisa de CID Gallup.
No hay cifras actualizadas pero ese estudio estimó que en el Pulgarcito de las Américas, el comercio es mayor que en otros de sus vecinos. Por ejemplo, los fumadores de marcas ilegales aquí consumen como promedio 11 cigarrillos diarios.
Los datos están avalados por la Organización Mundial de la Salud, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, la Organización de Naciones Unidas contra el Delito, la
Organización Mundial de Aduanas, entre otras.
Cifras del Banco Mundial señalan que el comercio ilegítimo de pitillos a nivel global representa de un 10 a 12 por ciento del mercado. Esto equivale a más 600 mil millones de cigarrillos ilegales que generan una perdida en recolección de impuestos de 40 a 50 mil millones de dólares por año.
En el caso de Centroamérica, según Gallup, ese comercio tiene su centro nodal en Panamá, donde se reciben productos adulterados provenientes de países como India y China y luego son reexportados al resto de los países.
Frecuentemente, la Organización Mundial de la Salud, mediante el Convenio Marco para el Control de los Productos del Tabaco, impulsa el Protocolo para la Eliminación de Comercio ilegal, el cual tiene un abordaje comprehensivo del problema e insta a las autoridades a asumir una serie de medidas concretas y conjuntas para combatirlo.
Datos de organizaciones internacionales amplían sobre los efectos de este comercio y, por ejemplo, en Europa, por evasión fiscal, los gobiernos dejaron de recibir de siete mil 800 a 10 mil 500 millones de dólares en 2014.
Por lo lucrativa que resulta, la actividad creció en los últimos años en los países del istmo ante el incremento de precios como consecuencia de las alzas impositivas.
Según CID Gallup en la segunda década de este siglo, el comercio en Centroamérica de ese tipo de producto adulterado creció de tal manera acelerada que atenta contra la economía, la salud y la institucionalidad en la región.
Eso genera dos problemas para el Estado: uno por el gasto en salud pública por las enfermedades respiratorias causadas por este tipo de productos que no cumple con registros sanitarios y dos, las pérdidas millonarias dejadas al fisco al evadir impuestos.
El Ministerio de Hacienda a través de la Dirección General de Aduanas intensificó su labor con un plan anticontrabando que permitió en los últimos meses aceptar golpes a ese tipo de ilegalidad.
En diciembre de 2022, las autoridades destruyeron 6.2 millones de cigarrillos contrabandeados y evadieron los impuestos correspondientes equivalentes 1.4 millones de dólares.
Hasta finales de ese año las autoridades informaban del decomiso de productos valorados en cerca de tres millones de dólares, un incremento del 128 por ciento en el número de incautaciones en comparación con 2021.
Para el 2023, el Ministerio de Hacienda, reiteró el compromiso de incrementar las acciones mediante el Plan Anticontrabando, con el fin de combatir ese delito, ya que además de la pérdida económica, este producto es más nocivo para la salud de los fumadores, carece de registros sanitarios y en muchos casos viene contaminado.
Mientras tanto, como bola de nieve que rueda por una pendiente, la venta subterránea crece y amenaza a los países y empresarios de la región que ven afectadas sus producciones legales.
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