Los protestantes lanzaron cocteles molotov en zonas cercanas al Consejo de los Helenos (Parlamento) que la policía repelió con gases lacrimógenos y granadas de percusión, en el centro de esta capital.
Una multitud calculada en cerca de 40 mil personas está de nuevo en las calles mientras el país vive una huelga general, según reportes de la prensa nacional.
Los manifestantes expresan su descontento también ante la sede de la compañía Hellenic Train, que opera los ferrocarriles en el país.
Cerca de ocho mil personas se manifestaron en Salónica, la gran ciudad universitaria del norte de la que procedían muchas de las víctimas, en respuesta al llamamiento de las organizaciones sindicales del sector público y también privado.
Entre los reclamos está la petición de renuncia al primer ministro Kyriakos Mitsotakis.
Gran parte del país está paralizada. Todos los barcos que conectan el continente con las islas permanecen atracados y la mayoría de los aviones estacionados en las pistas.
En tanto fuentes del Ministerio de Transporte afirman que el tráfico ferroviario no será reanudado hasta el día 22 y será de forma gradual.
Muchas escuelas permanecen cerradas los estudiantes marchan al frente de las manifestaciones calificadas aquí de inéditas desde los años de la crisis financiera en la primera década de esta centuria.
El partido conservador Nueva Democracia del primer ministro Mitsotakis, cayó en las encuestas como consecuencia de la tragedia que provocó la muerte de 57 personas.
Mientras Alexis Tsipras, líder del opositor partido Syriza afirmó que el Gobierno elude su responsabilidad y oculta la verdad tras los fatídicos hechos.
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