En su acción, el EFF es secundado por la Federación Sudafricana de Sindicatos.
Ante posibles disturbios, la víspera el portavoz presidencial, Vincent Magwenya, explicó que el despliegue de fuerzas policiales pesadas y la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica (Ejercito) se hace para garantizar que el pueblo esté protegido durante el anunciado cierre nacional.
El Estado tiene la responsabilidad de proteger la infraestructura crítica, agregó, así como debe garantizar que los ciudadanos puedan continuar con sus actividades cotidianas de manera normal y, al hacerlo, que estén seguros.
El presidente Ramaphosa, recordó el vocero, ha declarado que, si bien el derecho a protestar está garantizado y protegido por nuestra constitución, igualmente esa potestad no es absoluta y tampoco es un boleto para ninguna forma de anarquía o violencia.
También ayer el secretario general del Congreso Nacional Africano (ANC), de Sudáfrica, Fikile Mbalula, llamó al pueblo a evitar sumarse a la protesta nacional promovida por EFF.
Al hablar en el Reino amaMpondomise, en la sureña provincia de Eastern Cape, el dirigente manifestó que “nuestra gente no se merece eso. Las personas deben poder ir a trabajar”.
Hasta ahora, dijo, la respuesta contra el previsto paro nacional ha sido abrumadora, aunque sabemos que habrá algunas acciones esporádicas de anarquía, pero creemos que las fuerzas del orden están a la altura de las circunstancias.
Nuestra mayor preocupación como ANC, agregó Mbalula, son las personas inocentes que están siendo cortejadas para embarcarse en algo que los afectaría negativamente.
Según analistas locales, la mezcla de ambas demandas por parte del EFF se presta a la manipulación, pues un observador dado puede sostener con posterioridad que los participantes reclamaban una u otra cosa, según su punto de vista.
Así, sostienen, quienes se sumen para reclamar el fin de los apagones pudieran ser contados por alguien como manifestantes antigubernamentales.
La pasada semana el ANC sostuvo en un comunicado haber observado con preocupación el cierre planificado por la EFF programado para el 20 de marzo de 2023.
Creemos, sostiene ese partido en el texto, que un cierre de esta naturaleza no es de interés para el país ni promueve nuestra desgastada democracia.
Esta es la demostración más clara, enfatiza, de que el EFF no tiene interés en construir una nación cohesionada que invierta su voluntad colectiva en el desarrollo y crecimiento del país.
En tanto, el presidente Ramaphosa, al referirse a la protesta, enfatizó que un cambio de gobierno en Sudáfrica solo puede ocurrir a través de una votación.
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