El discurso anoche de Gallant estremeció al Likud, el partido del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Pido perdón a los votantes del Likud por nuestro ministro de Defensa, que cedió a la presión de la izquierda, expresó el titular de Comunicaciones, Shlomo Karhi.
El grupo Neemanei Eretz Yisrael (leales a la Tierra de Israel), que incluye a miles de miembros de esa formación política, instó a Netanyahu a despedir al funcionario, quien abogó por un diálogo sobre el tema.
“Por el bien de la seguridad de Israel, el proceso legislativo debe detenerse y deben celebrarse negociaciones”, señaló en un discurso al país.
Los parlamentarios del Likud Moshe Saada y Dan Illouz se sumaron a las criticas y reclamaron su dimisión.
Sin embargo, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa del legislativo, el también diputado del Likud Yuli Edelstein, apoyó al ministro, al igual que el parlamentario conservador David Bitan.
El diario The Times of Israel reveló la pasada semana que hay grietas en el Likud debido a la creciente crispación política y social del país provocada por la iniciativa.
Aunque la mayoría de los miembros de la facción apoya la reforma judicial radical que promueven tanto Netanyahu como el titular de Justicia, Yariv Levin, el plan también tiene una buena cantidad de opositores, escépticos y vacilantes, subrayó.
La oposición en pleno respaldó las palabras del titular de Defensa, incluidas varias de sus principales figuras como el ex primer ministro Yair Lapid.
La reforma propuesta por el Ejecutivo restringiría la capacidad del Tribunal Supremo para rechazar leyes al permitirle al Parlamento volver a legislar normativas impugnadas por ese órgano.
El plan, además, permitiría al Ejecutivo ultraderechista controlar el nombramiento de los magistrados.
Desde hace semanas amplios sectores del país, incluido estudiantes, militares y empresarios, están en pie de guerra contra el proyecto, que amenaza con dividir al país.
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