Efectivos castrenses ingresaron anoche al Estadio Faisal Al-Husseini, ubicado en la localidad de Ram, al norte de Jerusalén, cuando Centro Balata y Yabal Mukaber se enfrentaban por el título.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados afirmó en un comunicado que la nueva agresión forma parte de la guerra contra la presencia palestina en Jerusalén y sus alrededores.
Es otra forma de fascismo y racismo practicada por el estado ocupante contra nuestro pueblo y una expresión flagrante de la mentalidad colonial y expansionista de Tel Aviv, subrayó.
Al respecto, aseguró que las autoridades de la vecina nación no solo rechazan la paz, sino que también la existencia de pueblo palestino y sus legítimos derechos.
El desprecio del gobierno israelí por el derecho internacional y los acuerdos firmados alcanzan niveles sin precedentes de arrogancia, resaltó.
Por ello, llamó al mundo a brindar protección internacional a los palestinos y adoptar medidas contra Israel.
La agencia oficial de noticias WAFA precisó que los militares dispararon numerosos botes de gases lacrimógenos en el estadio.
El gas tóxico penetró en los vestuarios durante el descanso, lo que provocó que varios jugadores sufrieran asfixia, mientras los aficionados abandonaron las gradas para escapar de la represión.
El jefe de la Asociación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub, presente en el estadio, consideró una nueva vergüenza este ataque y adelantó que presentará una denuncia ante la FIFA.
Pese a la agresión, los dirigentes del fútbol palestino, árbitros y jugadores decidieron reanudar el partido, ganado por el Yabal Mukaber.
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