El ministro de Relaciones Exteriores Qin Gang convidó a su homólogo nipón, Yoshimasa Hayashi, a adherirse a esos preceptos pues mantener la paz regional y promover el progreso común constituye un deseo de todos los países de la zona.
Consideró que ante las diferencias y contradicciones, resulta inútil conformar bandos y ejercer presiones porque solo acentuaría cualquier problema, según un comunicado oficial.
El canciller abogó por el respeto de los compromisos asumidos, los documentos conjuntos y la historia para dotar de mayor estabilidad y alcance a las relaciones bilaterales.
Llamó a Japón a tener un correcto entendimiento de China, demostrar sabiduría política y responsabilidad, trabajar juntos por fortalecer el diálogo, impulsar la cooperación pragmática y eliminar los obstáculos que entorpecen el desarrollo sano de los lazos.
Qin también ratificó la postura de Beijing de rechazo al vertimiento al mar de las aguas tóxicas de Fukushima, la alianza de Tokio con Estados Unidos para cortar los suministros de semiconductores y sus críticas en el tema Taiwán.
Entre otras cuestiones, aseguró que China manejará en concordancia con sus leyes el caso de un ciudadano japonés arrestado recientemente aquí bajo la sospecha de cometer espionaje.
Según lo trascendido, Hayashi habló del potencial para llevar los vínculos a escaños superiores y estuvo de acuerdo con mantener comunicaciones más estrechas a nivel de cancilleres y de otros altos dirigentes.
Pidió también la excarcelación del japonés arrestado en China, precisó la posición de Tokio ante las disputas territoriales y en otros asuntos donde las partes tienen discordias.
Los dos jefes de la diplomacia, igualmente, abordaron el conflicto Rusia-Ucrania, la desnuclearización de la Península Coreana y la reforma del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Hayashi realiza una visita de dos días a China, es el primer funcionario de su país en viajar aquí desde 2019 y lo hace en medio de roces.
Antes de regresar a su país, debe reunirse también con el primer ministro Li Qiang y Wang Yi, director de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China.
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