El ambiente resultó electrizante en el Parc des Sports de la hermosa ciudad alpina, donde 14 mil almas hicieron todo lo posible para empujar a Annecy hacia un resultado histórico, frustrado en el minuto 85 por el gol de Farès Chaibi, que rompió el empate 1-1 en la pizarra y enmudeció a las tribunas.
Toulouse abrió el marcador en el 36 gracias a Zakaria Aboukhlal, pero antes del descanso Alexy Bosetti trajo la paridad para el equipo local con un penalti, sin que nadie imaginara el dramatismo que vendría en el período complementario.
El larguero que evitó la fiesta anticipada de la visita, la atajada de Kjetil Haug para borrar el aparente 2-2 y un fuera de juego que arrancó lagrimas adornaron la segunda mitad y ratificaron que celebrar el fútbol no pasa necesariamente por ver a grandes clubes y superestrellas.
Annecy jamás olvidará el impresionante cañonazo de Sahi Dion desde 30 metros en el descuento y la bandera levantada del juez de línea, esfumando la tanda de penaltis con el fuera de juego.
Para los anfitriones el reconocimiento por llegar entre los cuatro grandes como un competidor de la Ligue2, para Toulouse la segunda final de su historia en la Copa de Francia, tras la corona conseguida en 1957.
Los sureños serán rivales por el título, el 29 de abril en el Stade de France, del vigente monarca Nantes, mejor anoche que Olympique de Lyon (1-0) en la primera semifinal.
El club Canario ha jugado nueve finales, cuatro de ellas conquistadas en el certamen que cumple su edición 106.
El ganador de la Copa de Francia recibirá el boleto para la Liga Europa de la UEFA en la próxima temporada, un enorme incentivo para equipos que por su mala ubicación en la Ligue1 no tienen otra oportunidad de festejar el sueño de incursionar a nivel europeo.
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