Al-Assad consideró que la fuerza del Líbano radica en su estabilidad política y económica, y que sus habitantes son capaces de concretar esta estabilidad a través del diálogo, el consenso y el apego a los principios y no con la apuesta por los cambios regionales y mundiales.
Resaltó el rol desempeñado por el exgeneral Aoun en la preservación de la relación fraternal entre Damasco y Beirut, y expresó su confianza en la capacidad de los libaneses a superar todos los problemas y desafíos, y fortalecer el papel de sus instituciones nacionales y constitucionales.
Según el jefe de Estado, Siria y el Líbano no pueden tratar sus desafíos por separado, y el reciente acercamiento entre árabes tendrá un efecto positivo sobre los dos países vecinos.
A su vez, el exmandatario dijo que Siria ha superado la difícil y peligrosa etapa gracias a la conciencia de su pueblo y su fe en su país, ejército y liderazgo.
La recuperación y prosperidad de Siria repercutirá bien en el Líbano, concluyó.
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