Este paso accede ahora a la culminación de su tramitación para que el nuevo régimen comercial pueda entrar en vigor a comienzo del próximo año.
Los europeos esperan que gracias a este arreglo, el comercio bilateral entre las dos partes aumente 30 por ciento, y que las exportaciones anuales crezcan hasta los cuatro mil 500 millones de euros, mientras las empresas europeas se ahorren sólo en el primer año 140 millones de euros en aranceles.
El vicepresidente económico de la Comisión Europea (CE), Valdis Dombrovskis, señaló al respecto que en tiempos de cambios geopolíticos desafiantes, los acuerdos comerciales ambiciosos y beneficiosos con socios fiables globales valen más que nunca.
Dombrovskis confió en una rápida ratificación por parte de Nueva Zelanda y destacó que el acuerdo no sólo ofrece nuevas oportunidades a ambas partes, sino cuenta con firmes compromisos en materia de sostenibilidad y derechos laborales.
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