El acto litúrgico estuvo presidido por el Arzobispo de Quito y Primado de Ecuador, Alfredo José Espinoza, quien en su homilía se refirió a la crisis de violencia que sufre esta nación sudamericana.
Luego de una campaña electoral violenta y con la esperanza puesta en un Gobierno que asumirá los destinos de este país, los invito a mirar a Jesús con su cruz, que carga con nuestros miedos, nuestros problemas, y nuestro sufrimiento, afirmó el padre Espinoza.
Cientos de fieles acudieron este miércoles para ser parte de la ceremonia, también llamada Reseña de la Cruz.
Cuentan que el acto tuvo su origen en el ejército romano, donde batían unas banderas gigantes ante la muerte de un general o un soldado destacado y luego la iglesia adoptó esa forma para honrar a Jesús.
Entre cánticos, salmos y oraciones, los canónigos arrastraron sus caudas, unas capas negras símbolos de los pecados del mundo, y luego un sacerdote caminó por la iglesia portando una bandera negra con una gran cruz roja en representación del luto y la sangre de Jesucristo.
En tres momentos diferentes el arzobispo ondeó la bandera negra con la cruz roja: sobre el altar, encima de los sacerdotes que portan las caudas y sobre los asistentes.
Luego, golpeó tres veces el suelo con el asta, una señal para que los canónigos se levantaran en representación del triunfo sobre los pecados.
El Arrastre de Caudas de Quito, único en el mundo y patrimonio de este país, es herencia del que se realizaba antiguamente en la catedral de Sevilla, España, y que posteriormente llegó a algunas arquidiócesis de América, como Lima, Perú.
Este rito es una de las celebraciones de la Semana Santa que tendrá su apogeo en todo el país el próximo viernes, cuando las calles del Centro Histórico capitalino acogerán la procesión “Jesús del Gran Poder”, evento para el cual se esperan más de cientos de miles de fieles.
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