En enero de 2024 Mali, Níger y Burkina Faso, gobernados por juntas militares tras derrocar a los respectivos presidentes, anunciaron que dejarán el bloque regional al que acusaron de estar bajo la influencia de las expotencias coloniales y por ende traicionar sus principios fundacionales.
La agrupación regional aplicó sanciones diplomáticas y políticas a los tres gobiernos castrenses que respondieron con la integración de la Alianza de Estados del Sahel (AES) que incluye un tratado de defensa mutua que incluye apoyo militar en caso de agresión externa.
Las medidas punitivas, sin embargo, excluyeron con carácter temporal acuerdos aduaneros y económicos cuya vigencia caduca en breve y la Cedeao convocó la reunión en esta capital, que termina mañana, para decidir qué camino toma ante la encrucijada.
En los últimos meses la Cedeao despachó a las capitales de los miembros de la AES delegaciones mediadoras para encontrar terreno común cuyo centro es la convocatoria de elecciones para dar paso a gobiernos civil, ninguna de las cuales llegó a buen puerto.
Los gobiernos de los integrantes de la AES aducen que necesitan tiempo para reencaaminar los respectivos países por senderos conducentes a la solución de problemas estructurales dejados por la dominación colonial y la sucesión de gobiernos que califican de corruptos.
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