Un comentario de la agencia estatal de noticias ACNC apunta hoy que el pasado día 21, en ocasión del rito ancestral de primavera, el primer ministro Shigeru Ishiba envió una ofrenda floral al templo, y que después hicieron otro tanto o visitaron Yasukuni un grupo de parlamentarios y altos cargos del gobierno.
El medio denunció que tales comportamientos y la realización de ejercicios militares en la península Coreana y sus cercanías como parte de una política guerrerista y vanamente intimidatoria, demuestran que Japón actúa a contrapelo de la historia e intenta revivir el fantasma del militarismo.
En su Libro de las Ánimas, el Santuario Yasukuni incluye los nombres de casi dos millones y medio de soldados caídos en conflictos bélicos, incluidos repudiados 14 criminales de guerra.
Para la RPDC, China, Corea del Sur y otros países víctimas de la agresión militar japonesa en el siglo XX, ese lugar es un símbolo del militarismo japonés de la Segunda Guerra Mundial y del nacionalismo japonés proto-fascista.
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