La carta fue entregada oficialmente a la presidencia de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), encabezada por André Corrêa do Lago, y plantea una transformación profunda del financiamiento climático internacional.

Titulado Scaling Up Big Finance for Nature-Based Solutions (Ampliando la financiación a gran escala para soluciones basadas en la naturaleza), el documento advierte que la Amazonia se encuentra «en un punto de no retorno ecológico» si no se redoblan los esfuerzos antes de 2030.
El bioma amazónico no es un problema: es una solución, declaró Corrêa do Lago al recibir la propuesta.
Tal texto incluye metas concretas: creación del fondo Tropical Forests Forever Facility (TFFF), capaz de movilizar 125 mil millones de dólares, y fortalecimiento de los llamados mecanismos REDD+ (conjunto de políticas y estrategias internacionales diseñadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la deforestación y la degradación forestal), y de bonos de carbono sostenibles.
Los estudios que sustentan la hoja de ruta indican que la Amazonia almacena entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono, equivalentes a casi dos décadas de emisiones globales.
Sin embargo, un 17 por ciento del bosque brasileño ha sido ya deforestado y otro 31 muestra signos de degradación avanzada, según el Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazonia.
El plan subraya que la protección del bioma requiere coordinación entre gobiernos, bancos de desarrollo y pueblos tradicionales.
«Sin financiamiento equitativo, no habrá transición justa», advierte el documento, que cuenta con apoyo de Conservation International, el World Resources Institute (WRI) y WWF-Brasil.
Desde el Vaticano hasta las universidades públicas amazónicas, la propuesta ha reunido consensos inéditos.
Según el teólogo Leonardo Boff, defensor de la ecología integral, «Salvar la Amazonia no es salvar un territorio, es salvar el alma del planeta».
El documento fue entregado a Naciones Unidas y se espera que sea discutido en la COP30 que abrió el jueves y se extenderá hasta el día 21 en esta capital del norteño y amazónico estado de Pará, donde los países buscarán consolidar un nuevo mecanismo global de compensación para bosques tropicales.
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