Año de pandemia de Covid-19 y de infodemia en México
Año de pandemia de Covid-19 y de infodemia en México
Año de pandemia de Covid-19 y de infodemia en México
28 de febrero de 2021, 11:56Por Luis Manuel Arce Isaac
México, 28 feb (Prensa Latina) México cumplió hoy un año de pandemia de Covid-19 desde que se reportó el primer caso de contagio con el nuevo coronavirus, clasificado entonces como SARS-CoV-2, por la Organización Mundial de la Salud.
México, 28 feb (Prensa Latina) México cumplió hoy un año de pandemia de Covid-19 desde que se reportó el primer caso de contagio con el nuevo coronavirus, clasificado entonces como SARS-CoV-2, por la Organización Mundial de la Salud.
Y al día siguiente, de ese 27 de febrero, debutó, aparentemente por inercia, lo que se conoció inicialmente como fake news (falsas noticias) y derivó posteriormente en lo ahora califican de infodemia.
Es posible que México haya sido el laboratorio de ensayo de esta última, aunque es difícil probarlo, sobre todo porque en Estados Unidos un presidente, como Donald Trump, ya estaba haciendo de la suya al negar la existencia del virus mortal.
Pero en este país la fake news tenía un carácter diferente, era política también como la de Trump, pero no para engañar por motivos electoreros a los estadounidenses, sino para deteriorar las bases sociales del gobierno popular de Andrés Manuel López Obrador.
Así, con esa idea, surgió la primera noticia falsa de la supuesta muerte de un contagiado que estremeció a la sociedad, pues aún a inicios de marzo nadie se imaginaba que la incipiente pandemia llegara aquí, y mucho menos tan demoledora.
La idea de los partidos de la oposición siempre fue clara desde el inicio de la Covid-19: utilizarla como cabeza de turco para culpar al gobierno de todo lo ocurrido antes y en medio de la pandemia, y esconder sus culpas.
El asunto clave estuvo en la iniciativa inédita de no aplicar las recetas fondomonetaristas en la crisis económica, la cual se inflamó como lomo de sapo impactada por la Covid-19 cuando está influyó muy negativamente en el mercado petrolero.
La crisis económica que venía arrastrándose desde años antes por el fracaso del neoliberalismo, se agudizó e hizo metástasis en todo el cuerpo comercial y financiero mundial a partir del estratégico y sensible sector petrolero. México fue brutalmente golpeado.
En esa coyuntura, cuando el gran capital nacional y extranjero presionaban por medidas de salvataje de la gran empresa como siempre recomendaba el Fondo Monetario Internacional, López Obrador anunció cero rescate a los multimillonarios, no endeudarse a causa de ellos, y dedicar todos los recursos a salvar a los pobres.
De manera que en esta ocasión el sentido del rescate se invirtió: todo a los pobres, nada a los ricos, y que estos se salven por si mismos a partir de un aumento del gasto interno proveniente de la ayuda a los más necesitados.
Así se hizo y funcionó de forma excelente a contrapelo de las intenciones de sus adversarios.
En muy poco tiempo las fake news derivaron en infodemia -probablemente la peor y más desastrosa después de la encabezada por Trump- para tergiversar la realidad de la pandemia, acompañada de enormes intentos de convertir al vocero oficial de salud, el subsecretario de Prevención, Hugo López-Gatell, un científico epidemiológico reconocido por la Organización Mundial de la Salud, en chivo expiatorio.
En los tres primero meses de la pandemia todo hacía indicar que México la pasaría sin saber que pasó, muy controlada, con relativamente poco casos, pues adoptó las medidas extremas de confinamiento el 23 de marzo, para suspenderlas en junio libre ya, supuestamente, del virus.
Pero lamentablemente no fue así. Un virus nuevo, poco estudiado, sin antecedentes en el ser humano, reviró con fuerza insólita los pocos parámetros conocidos, y su recurva fue peor que la de los huracanes.
En un país de multitudes y de profundo amor a la calle y las fiestas, rebrotó de manera descomunal.
Sin hacer larga la historia, un año después México acumula una impensable cantidad de muertos que sobrepasan los 185 mil.
Aunque no sirva de consuelo, hasta los adversarios de López Obrador estiman que si no se adoptan las medidas que han prevalecido hasta hoy en el plano sanitario y el económico, la Covid-19 hubiese sido 'el más grande holocausto' de esta nación, después de la invasión estadounidense de 1846, cuando le arrebataron la mitad de su territorio.
oda/lma
Es posible que México haya sido el laboratorio de ensayo de esta última, aunque es difícil probarlo, sobre todo porque en Estados Unidos un presidente, como Donald Trump, ya estaba haciendo de la suya al negar la existencia del virus mortal.
Pero en este país la fake news tenía un carácter diferente, era política también como la de Trump, pero no para engañar por motivos electoreros a los estadounidenses, sino para deteriorar las bases sociales del gobierno popular de Andrés Manuel López Obrador.
Así, con esa idea, surgió la primera noticia falsa de la supuesta muerte de un contagiado que estremeció a la sociedad, pues aún a inicios de marzo nadie se imaginaba que la incipiente pandemia llegara aquí, y mucho menos tan demoledora.
La idea de los partidos de la oposición siempre fue clara desde el inicio de la Covid-19: utilizarla como cabeza de turco para culpar al gobierno de todo lo ocurrido antes y en medio de la pandemia, y esconder sus culpas.
El asunto clave estuvo en la iniciativa inédita de no aplicar las recetas fondomonetaristas en la crisis económica, la cual se inflamó como lomo de sapo impactada por la Covid-19 cuando está influyó muy negativamente en el mercado petrolero.
La crisis económica que venía arrastrándose desde años antes por el fracaso del neoliberalismo, se agudizó e hizo metástasis en todo el cuerpo comercial y financiero mundial a partir del estratégico y sensible sector petrolero. México fue brutalmente golpeado.
En esa coyuntura, cuando el gran capital nacional y extranjero presionaban por medidas de salvataje de la gran empresa como siempre recomendaba el Fondo Monetario Internacional, López Obrador anunció cero rescate a los multimillonarios, no endeudarse a causa de ellos, y dedicar todos los recursos a salvar a los pobres.
De manera que en esta ocasión el sentido del rescate se invirtió: todo a los pobres, nada a los ricos, y que estos se salven por si mismos a partir de un aumento del gasto interno proveniente de la ayuda a los más necesitados.
Así se hizo y funcionó de forma excelente a contrapelo de las intenciones de sus adversarios.
En muy poco tiempo las fake news derivaron en infodemia -probablemente la peor y más desastrosa después de la encabezada por Trump- para tergiversar la realidad de la pandemia, acompañada de enormes intentos de convertir al vocero oficial de salud, el subsecretario de Prevención, Hugo López-Gatell, un científico epidemiológico reconocido por la Organización Mundial de la Salud, en chivo expiatorio.
En los tres primero meses de la pandemia todo hacía indicar que México la pasaría sin saber que pasó, muy controlada, con relativamente poco casos, pues adoptó las medidas extremas de confinamiento el 23 de marzo, para suspenderlas en junio libre ya, supuestamente, del virus.
Pero lamentablemente no fue así. Un virus nuevo, poco estudiado, sin antecedentes en el ser humano, reviró con fuerza insólita los pocos parámetros conocidos, y su recurva fue peor que la de los huracanes.
En un país de multitudes y de profundo amor a la calle y las fiestas, rebrotó de manera descomunal.
Sin hacer larga la historia, un año después México acumula una impensable cantidad de muertos que sobrepasan los 185 mil.
Aunque no sirva de consuelo, hasta los adversarios de López Obrador estiman que si no se adoptan las medidas que han prevalecido hasta hoy en el plano sanitario y el económico, la Covid-19 hubiese sido 'el más grande holocausto' de esta nación, después de la invasión estadounidense de 1846, cuando le arrebataron la mitad de su territorio.
oda/lma
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28 de febrero de 2021, 11:56Por Luis Manuel Arce Isaac
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Y al día siguiente, de ese 27 de febrero, debutó, aparentemente por inercia, lo que se conoció inicialmente como fake news (falsas noticias) y derivó posteriormente en lo ahora califican de infodemia.
Es posible que México haya sido el laboratorio de ensayo de esta última, aunque es difícil probarlo, sobre todo porque en Estados Unidos un presidente, como Donald Trump, ya estaba haciendo de la suya al negar la existencia del virus mortal.
Pero en este país la fake news tenía un carácter diferente, era política también como la de Trump, pero no para engañar por motivos electoreros a los estadounidenses, sino para deteriorar las bases sociales del gobierno popular de Andrés Manuel López Obrador.
Así, con esa idea, surgió la primera noticia falsa de la supuesta muerte de un contagiado que estremeció a la sociedad, pues aún a inicios de marzo nadie se imaginaba que la incipiente pandemia llegara aquí, y mucho menos tan demoledora.
La idea de los partidos de la oposición siempre fue clara desde el inicio de la Covid-19: utilizarla como cabeza de turco para culpar al gobierno de todo lo ocurrido antes y en medio de la pandemia, y esconder sus culpas.
El asunto clave estuvo en la iniciativa inédita de no aplicar las recetas fondomonetaristas en la crisis económica, la cual se inflamó como lomo de sapo impactada por la Covid-19 cuando está influyó muy negativamente en el mercado petrolero.
La crisis económica que venía arrastrándose desde años antes por el fracaso del neoliberalismo, se agudizó e hizo metástasis en todo el cuerpo comercial y financiero mundial a partir del estratégico y sensible sector petrolero. México fue brutalmente golpeado.
En esa coyuntura, cuando el gran capital nacional y extranjero presionaban por medidas de salvataje de la gran empresa como siempre recomendaba el Fondo Monetario Internacional, López Obrador anunció cero rescate a los multimillonarios, no endeudarse a causa de ellos, y dedicar todos los recursos a salvar a los pobres.
De manera que en esta ocasión el sentido del rescate se invirtió: todo a los pobres, nada a los ricos, y que estos se salven por si mismos a partir de un aumento del gasto interno proveniente de la ayuda a los más necesitados.
Así se hizo y funcionó de forma excelente a contrapelo de las intenciones de sus adversarios.
En muy poco tiempo las fake news derivaron en infodemia -probablemente la peor y más desastrosa después de la encabezada por Trump- para tergiversar la realidad de la pandemia, acompañada de enormes intentos de convertir al vocero oficial de salud, el subsecretario de Prevención, Hugo López-Gatell, un científico epidemiológico reconocido por la Organización Mundial de la Salud, en chivo expiatorio.
En los tres primero meses de la pandemia todo hacía indicar que México la pasaría sin saber que pasó, muy controlada, con relativamente poco casos, pues adoptó las medidas extremas de confinamiento el 23 de marzo, para suspenderlas en junio libre ya, supuestamente, del virus.
Pero lamentablemente no fue así. Un virus nuevo, poco estudiado, sin antecedentes en el ser humano, reviró con fuerza insólita los pocos parámetros conocidos, y su recurva fue peor que la de los huracanes.
En un país de multitudes y de profundo amor a la calle y las fiestas, rebrotó de manera descomunal.
Sin hacer larga la historia, un año después México acumula una impensable cantidad de muertos que sobrepasan los 185 mil.
Aunque no sirva de consuelo, hasta los adversarios de López Obrador estiman que si no se adoptan las medidas que han prevalecido hasta hoy en el plano sanitario y el económico, la Covid-19 hubiese sido 'el más grande holocausto' de esta nación, después de la invasión estadounidense de 1846, cuando le arrebataron la mitad de su territorio.
oda/lma
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