Mikkel Hansen, el dios vikingo del balonmano
Mikkel Hansen, el dios vikingo del balonmano
Mikkel Hansen, el dios vikingo del balonmano

La Habana (PL).- Para hablar del Mundial de balonmano celebrado hace poco en Dinamarca y Alemania, es obligatorio comenzar por el nombre del extraordinario Mikkel Hansen.
Por su parecido físico y potencia sobre la cancha, no sorprende que prensa y fanáticos le comparen con Thor, dios del trueno y la fuerza en la mitología vikinga... y ahora también del balonmano.
La omnipresencia de la luminaria del París Saint Germain fue medular en los esquemas ofensivos de su equipo, dada su capacidad para jugar en varias posiciones.
Ya sea en cualquiera de los laterales o desde el centro, su efectividad en ataque no se vio disminuida nunca. Un trombo con la pequeña esférica entre las manos... un tornado, un huracán.
Para varios expertos, Hansen exhibe a sus 31 años el armado de brazo más rápido y uno de los lanzamientos más veloces de todo el planeta.
Sus registros en este Mundial refuerzan esa máxima: 72 goles en diez partidos le valieron para acabar como el principal artillero del campeonato.
Su más cercano perseguidor es otro fuera de serie de este deporte: el noruego Magnus Jondal, quien anidó 13 balones menos que Hansen en las redes rivales.
Para lograr esa friolera, el danés, exjugador del Barcelona, exhibió una media de más de siete dianas por salida, con una alta efectividad del 67 por ciento de sus 108 disparos, incluidos 24 de 30 tantos de la línea de penalti.
Por si fuera poco, fue autor de siete perforaciones en la paliza de 31-22 ante Noruega en la final, un marcador nunca antes visto en esta instancia y que constituyó la segunda definición del cetro consecutiva que pierden los escandinavos.
Dinamarca ratificó así su hegemonía universal, luego del oro olímpico que ganó hace dos años y medio en Río de Janeiro frente a una de las grandes potencias de todos los tiempos, Francia.
Esta vez la historia se repitió y el cuadro blanquirrojo volvió a aplastar, ahora en semifinales, a los galos, la selección más fuerte de la última década, con cuatro coronas mundialistas y dos bajo los cinco aros.
El elenco francés debió conformarse en esta ocasión con derrotar al otro organizador, Alemania, en el partido por el tercer lugar, que finalizó 26-25.
Si algo quedó claro tras la conclusión de la XXVI edición de los campeonatos mundiales es que el balonmano es un deporte donde manda Europa.
Jamás en la historia un combinado de otro continente ha subido a lo más alto del podio. Y solo Qatar, cuando organizó el certamen en 2015 y cayó ante los franceses en la final, fue capaz de obtener una medalla.
El resto de las preseas, de cualquier color, siempre han ido parar a naciones del viejo continente.
En el torneo olímpico ha sucedido de forma similar. De las trece Olimpiadas donde esta disciplina ha estado presente, solo en Seúl-1988, el equipo anfitrión logró llegar a la final, aunque perdió ante la extinta Unión Soviética.
Ahora, en la justa danesa y germana, la primera de la historia organizada por dos naciones, Egipto fue la selección 'no europea' que más se acercó a la cima, al finalizar en el octavo lugar, uno más arriba que Brasil, la escuadra americana con mejor actuación.
El cuadro brasileño logró superar una difícil primera fase donde además de compartir grupo con los poderosos combinados franceses y alemanes, debió enfrentarse -y ganar- ante Serbia, Rusia y el equipo unificado de las dos Coreas, otro hito de este certamen.
Sin embargo, la segunda ronda ya fue mucho para los sudamericanos, que volvieron a coincidir con teutones y galos, a los que se sumaron Croacia, España e Islandia.
Además de la 'verdeamerela', Chile y Argentina fueron los otros exponentes de la región con presencia en la cita del orbe, mas sus discretos desempeños le impidieron sobrepasar la primera manga y concluyeron en los puestos 16 y 17, por ese orden.
Estos tres equipos constituyen, sin dudas, las potencias del continente americano y salen como favoritos para acaparar las medallas en los Juegos Panamericanos de Lima-2019, donde el campeón asegurará un cupo para Tokio-2020.
yas/rps/gdc
(*) Periodista de la redacción de Deportes de Prensa Latina.
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Por Raúl del Pino Salfrán (*)
La Habana (PL).- Para hablar del Mundial de balonmano celebrado hace poco en Dinamarca y Alemania, es obligatorio comenzar por el nombre del extraordinario Mikkel Hansen.
El polivalente jugador fue la máxima estrella del certamen y guió a la selección danesa a la primera corona de su historia. No por gusto recibió la distinción de Jugador Más Valioso del torneo.
Por su parecido físico y potencia sobre la cancha, no sorprende que prensa y fanáticos le comparen con Thor, dios del trueno y la fuerza en la mitología vikinga... y ahora también del balonmano.
La omnipresencia de la luminaria del París Saint Germain fue medular en los esquemas ofensivos de su equipo, dada su capacidad para jugar en varias posiciones.
Ya sea en cualquiera de los laterales o desde el centro, su efectividad en ataque no se vio disminuida nunca. Un trombo con la pequeña esférica entre las manos... un tornado, un huracán.
Para varios expertos, Hansen exhibe a sus 31 años el armado de brazo más rápido y uno de los lanzamientos más veloces de todo el planeta.
Sus registros en este Mundial refuerzan esa máxima: 72 goles en diez partidos le valieron para acabar como el principal artillero del campeonato.
Su más cercano perseguidor es otro fuera de serie de este deporte: el noruego Magnus Jondal, quien anidó 13 balones menos que Hansen en las redes rivales.
Para lograr esa friolera, el danés, exjugador del Barcelona, exhibió una media de más de siete dianas por salida, con una alta efectividad del 67 por ciento de sus 108 disparos, incluidos 24 de 30 tantos de la línea de penalti.
Por si fuera poco, fue autor de siete perforaciones en la paliza de 31-22 ante Noruega en la final, un marcador nunca antes visto en esta instancia y que constituyó la segunda definición del cetro consecutiva que pierden los escandinavos.
Dinamarca ratificó así su hegemonía universal, luego del oro olímpico que ganó hace dos años y medio en Río de Janeiro frente a una de las grandes potencias de todos los tiempos, Francia.
Esta vez la historia se repitió y el cuadro blanquirrojo volvió a aplastar, ahora en semifinales, a los galos, la selección más fuerte de la última década, con cuatro coronas mundialistas y dos bajo los cinco aros.
El elenco francés debió conformarse en esta ocasión con derrotar al otro organizador, Alemania, en el partido por el tercer lugar, que finalizó 26-25.
Si algo quedó claro tras la conclusión de la XXVI edición de los campeonatos mundiales es que el balonmano es un deporte donde manda Europa.
Jamás en la historia un combinado de otro continente ha subido a lo más alto del podio. Y solo Qatar, cuando organizó el certamen en 2015 y cayó ante los franceses en la final, fue capaz de obtener una medalla.
El resto de las preseas, de cualquier color, siempre han ido parar a naciones del viejo continente.
En el torneo olímpico ha sucedido de forma similar. De las trece Olimpiadas donde esta disciplina ha estado presente, solo en Seúl-1988, el equipo anfitrión logró llegar a la final, aunque perdió ante la extinta Unión Soviética.
Ahora, en la justa danesa y germana, la primera de la historia organizada por dos naciones, Egipto fue la selección 'no europea' que más se acercó a la cima, al finalizar en el octavo lugar, uno más arriba que Brasil, la escuadra americana con mejor actuación.
El cuadro brasileño logró superar una difícil primera fase donde además de compartir grupo con los poderosos combinados franceses y alemanes, debió enfrentarse -y ganar- ante Serbia, Rusia y el equipo unificado de las dos Coreas, otro hito de este certamen.
Sin embargo, la segunda ronda ya fue mucho para los sudamericanos, que volvieron a coincidir con teutones y galos, a los que se sumaron Croacia, España e Islandia.
Además de la 'verdeamerela', Chile y Argentina fueron los otros exponentes de la región con presencia en la cita del orbe, mas sus discretos desempeños le impidieron sobrepasar la primera manga y concluyeron en los puestos 16 y 17, por ese orden.
Estos tres equipos constituyen, sin dudas, las potencias del continente americano y salen como favoritos para acaparar las medallas en los Juegos Panamericanos de Lima-2019, donde el campeón asegurará un cupo para Tokio-2020.
yas/rps/gdc
(*) Periodista de la redacción de Deportes de Prensa Latina.
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