El culebrón del Brexit, un pasito adelante y otro hacia atrás
El culebrón del Brexit, un pasito adelante y otro hacia atrás
El culebrón del Brexit, un pasito adelante y otro hacia atrás

Londres, 20 oct (Prensa Latina) Tras meses de tira y afloja, la pregunta del millón hoy es si el Reino Unido y la Unión Europea (UE) retomarán las negociaciones post-Brexit, o realmente están dispuestos a afrontar las consecuencias de un divorcio en malos términos.
Pero por unos momentos, todo pareció que volvería a la normalidad la víspera, cuando el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, anunció a través de Twitter que el bloque estaba 'disponible' a volver a la mesa de conversaciones, e incluso discutir en base a los textos legales, que es uno de los reclamos que le hace la parte británica.
Aunque bienvenido, el gesto de la UE no fue suficiente para convencer a Johnson, quien enseguida enfrió cualquier esperanza de que se reanude el diálogo, al menos a lo inmediato.
'El Reino Unido sigue creyendo que no hay base para reanudar las conversaciones a menos que haya un cambio fundamental de enfoque por parte de la UE', señaló la oficina del gobernante conservador británico en un comunicado.
El texto recalcó además lo que para el gobierno británico significa ese cambio de enfoque: que la alianza europea comprenda de una vez por toda que debe negociar con su antiguo miembro en condiciones de igualdad, como lo haría con cualquier otro país soberano, y aceptar que las concesiones deben hacerla ambas partes, no solo Londres.
En opinión de la analista de la BBC Katya Adler, esta vez Johnson fue mucho más allá de sus ya habituales bravuconerías, sobre todo después que fue la UE quien dio el primer paso, pero muy probablemente no irá más allá.
Si lo que Johnson busca es que el bloque deje de insistir en el tema de las reglas para evitar la competencia desleal, entonces el gobierno británico debe saber que eso no va a suceder, y las pláticas sobre el acuerdo de libre comercio están en verdad acabadas, apuntó.
Según el análisis, el bloque podría ceder en algunas de sus demandas si cree que existirá un mecanismo de solución de disputas comerciales que permita tomar acciones legales rápidas en caso de que una de las partes no cumpla con lo pactado, pero no dará su brazo a torcer en todo lo que quiere Londres.
La protección de su mercado único es más importante para la UE (y para los fabricantes de autos de Alemania) que el propio acuerdo comercial con su antiguo aliado, agregó Adler, quien cree, no obstante, que si la parte británica se conforma con que el bloque admita que también tiene que hacer concesiones, entonces podrían retomarse las negociaciones.
El Reino Unido abandonó la UE el 31 de enero pasado como parte del proceso del Brexit, pero ambas partes se dieron un plazo de 11 meses para negociar los términos de su futura relación comercial.
Transcurridas nueve rondas de conversaciones bilaterales, y a poco más de dos meses para que expire el llamado periodo de transición, las negociaciones se encuentran estancadas por desavenencias sobre las cuotas pesqueras y las leyes para resolver disputas y evitar la competencia desleal.
En caso de no sellarse un pacto antes de fin de año, los dos antiguos aliados tendrán que regirse por las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo que supone la aplicación de tarifas y controles aduaneros para las mercancías británicas que entren a la zona europea, y viceversa.
El empresariado británico, que enfrenta ahora la triple amenaza del resurgimiento de la Covid-19, las nuevas restricciones impuestas para tratar de contener la enfermedad, y una salida desordenada de la UE, teme sufrir grandes pérdidas en caso de un Brexit duro, a pesar de que Johnson asegura que el país 'prosperará de forma poderosa' una vez fuera del bloque.
Según predicciones, un divorcio en malos términos luego de 47 años de alianza podría interrumpir las operaciones manufactureras, minorista y agrícolas del Reino Unido, además de provocar escasez de medicinas y alimentos, y hasta desórdenes públicos.
mem/nm
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El culebrón del Brexit, un pasito adelante y otro hacia atrás
Por Néstor Marín
Londres, 20 oct (Prensa Latina) Tras meses de tira y afloja, la pregunta del millón hoy es si el Reino Unido y la Unión Europea (UE) retomarán las negociaciones post-Brexit, o realmente están dispuestos a afrontar las consecuencias de un divorcio en malos términos.
El viernes pasado, el primer ministro británico Boris Johnson dio por terminadas las conversaciones, y dijo que no volvería a la mesa a menos que la UE cambie su postura respecto a los puntos en conflicto, pero desde Bruselas le ripostaron que no están dispuestos a firmar un acuerdo 'a cualquier precio'.
Pero por unos momentos, todo pareció que volvería a la normalidad la víspera, cuando el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, anunció a través de Twitter que el bloque estaba 'disponible' a volver a la mesa de conversaciones, e incluso discutir en base a los textos legales, que es uno de los reclamos que le hace la parte británica.
Aunque bienvenido, el gesto de la UE no fue suficiente para convencer a Johnson, quien enseguida enfrió cualquier esperanza de que se reanude el diálogo, al menos a lo inmediato.
'El Reino Unido sigue creyendo que no hay base para reanudar las conversaciones a menos que haya un cambio fundamental de enfoque por parte de la UE', señaló la oficina del gobernante conservador británico en un comunicado.
El texto recalcó además lo que para el gobierno británico significa ese cambio de enfoque: que la alianza europea comprenda de una vez por toda que debe negociar con su antiguo miembro en condiciones de igualdad, como lo haría con cualquier otro país soberano, y aceptar que las concesiones deben hacerla ambas partes, no solo Londres.
En opinión de la analista de la BBC Katya Adler, esta vez Johnson fue mucho más allá de sus ya habituales bravuconerías, sobre todo después que fue la UE quien dio el primer paso, pero muy probablemente no irá más allá.
Si lo que Johnson busca es que el bloque deje de insistir en el tema de las reglas para evitar la competencia desleal, entonces el gobierno británico debe saber que eso no va a suceder, y las pláticas sobre el acuerdo de libre comercio están en verdad acabadas, apuntó.
Según el análisis, el bloque podría ceder en algunas de sus demandas si cree que existirá un mecanismo de solución de disputas comerciales que permita tomar acciones legales rápidas en caso de que una de las partes no cumpla con lo pactado, pero no dará su brazo a torcer en todo lo que quiere Londres.
La protección de su mercado único es más importante para la UE (y para los fabricantes de autos de Alemania) que el propio acuerdo comercial con su antiguo aliado, agregó Adler, quien cree, no obstante, que si la parte británica se conforma con que el bloque admita que también tiene que hacer concesiones, entonces podrían retomarse las negociaciones.
El Reino Unido abandonó la UE el 31 de enero pasado como parte del proceso del Brexit, pero ambas partes se dieron un plazo de 11 meses para negociar los términos de su futura relación comercial.
Transcurridas nueve rondas de conversaciones bilaterales, y a poco más de dos meses para que expire el llamado periodo de transición, las negociaciones se encuentran estancadas por desavenencias sobre las cuotas pesqueras y las leyes para resolver disputas y evitar la competencia desleal.
En caso de no sellarse un pacto antes de fin de año, los dos antiguos aliados tendrán que regirse por las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo que supone la aplicación de tarifas y controles aduaneros para las mercancías británicas que entren a la zona europea, y viceversa.
El empresariado británico, que enfrenta ahora la triple amenaza del resurgimiento de la Covid-19, las nuevas restricciones impuestas para tratar de contener la enfermedad, y una salida desordenada de la UE, teme sufrir grandes pérdidas en caso de un Brexit duro, a pesar de que Johnson asegura que el país 'prosperará de forma poderosa' una vez fuera del bloque.
Según predicciones, un divorcio en malos términos luego de 47 años de alianza podría interrumpir las operaciones manufactureras, minorista y agrícolas del Reino Unido, además de provocar escasez de medicinas y alimentos, y hasta desórdenes públicos.
mem/nm
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