El complicado año en que Vietnam dirigió la Asean
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El complicado año en que Vietnam dirigió la Asean

Hanoi (Prensa Latina) Hacer cumplir estrategias y coordinar las tareas de un bloque de 10 países con 650 millones de habitantes, desiguales niveles de desarrollo, idiomas y culturas diferentes, y un interés común pero también particular, es un empeño bien difícil.
Existía plena confianza en que Hanoi cumpliría la misión a cabalidad, como ya lo había hecho en 1998 y 2010, pero las cosas se complicaron cuando la pandemia de Covid-19 comenzó a dislocar las economías de la agrupación y a convulsionar el mercado regional y mundial.
Para situaciones semejantes no hay respuestas preconcebidas: todo debe reformularse de hoy para mañana y de forma que funcione con la precisión de un reloj. Armar un Plan B tan bueno como el A, y hacerlo en medio de las lógicas complicaciones internas y externas generadas por el nuevo coronavirus, ha sido el gran mérito de Vietnam.
Así lo reconocieron hasta los jefes de Estado y de Gobierno de los demás miembros de la Asean (Brunéi, Cambodia, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur y Tailandia) en la Cumbre que a fines de año dio por concluida la presidencia de Vietnam.
Una de las tareas cumplidas con brillantez por el país estuvo relacionada precisamente con la Covid-19. A lo largo del 2020, en reuniones virtuales de diferente nivel, la nación indochina compartió con los demás asociados sus experiencias en el control y prevención de la enfermedad.
Experiencias que, dicho sea de paso, tienen una inmensa validez, pues esta es una de las naciones que con mayor acierto ha enfrentado al SARS-CoV-2. A la fecha, el número de contagiados no llega a mil 500 y el de muertes está contenido en 35 desde el 3 de septiembre.
Por iniciativa suya, la Asean creó un fondo común de respuesta a la pandemia, una reserva de suministros médicos y un centro regional de emergencias sanitarias, así como estableció los procedimientos operativos estándar en situaciones similares.
Vietnam, además, hizo donativos de mascarillas sanitarias y equipamiento técnico especializado no solo a sus vecinos de la región, sino también a los de otras partes del mundo.
Asimismo, organizó con altísima eficiencia todas las conferencias que en condiciones normales celebra la Asociación a lo largo del año, desde las de corte económico, cultural y social, hasta las relacionadas con la cooperación interbloque en materia de defensa-seguridad y otras esferas.
De ello da fe la cifra récord de 80 documentos aprobados por los líderes regionales cuando a mediados de noviembre -siempre bajo la modalidad de teleconferencia- tuvo lugar la XXXVII Cumbre de la Asean.
Entre las decisiones más sobresalientes tomadas en la cita -la mayoría a propuestas de Vietnam- estuvieron la adopción del Marco de Recuperación Integral del bloque en la etapa postpandemia y un plan de apoyo a las empresas de los Estados miembros y a las economías de estos en general.
Sobre la base de otras acciones cumplidas en el año bajo la dirección Hanoi fue revisada la Carta de la Asean y se aprobó la visión de la Asociación en la etapa posterior a 2025 con vistas a trabajar desde ya por el avance hacia una comunidad en constante desarrollo.
La presidencia de Vietnam no solo solidificó los vínculos dentro de la agrupación, sino también los de esta con sus socios, reafirmando un fuerte compromiso con la cooperación multilateral y la liberalización del comercio.
Las acciones en ese sentido fructificaron de modo especial al firmarse durante la XXXVII Cumbre el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP) por parte de los 10 de la Asean y de Australia, China, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda.
Ese acuerdo está llamado a convertirse en el mayor tratado de libre comercio del planeta, pues los Estados firmantes representan alrededor del 30 por ciento del Producto Interno Bruto Global y aproximadamente la misma proporción de la población mundial.
Ya más de una personalidad de ese colosal espacio geográfico y económico ha propuesto que cuando el RCEP entre en vigor (probablemente a inicios del año entrante), su sede permanente debiera estar en Hanoi.
Sería una buena manera de reconocer los esfuerzos de Vietnam a favor del tratado y de su brillante ejecutoria cuando ejerció la presidencia de la Asean con el lema de configurarla como una comunidad cohesiva y adaptativa.
arb/asg
*Corresponsal de Prensa Latina en Vietnam
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Por Alberto Salazar *
Hanoi (Prensa Latina) Hacer cumplir estrategias y coordinar las tareas de un bloque de 10 países con 650 millones de habitantes, desiguales niveles de desarrollo, idiomas y culturas diferentes, y un interés común pero también particular, es un empeño bien difícil.
Esa fue la responsabilidad que se le encomendó a Vietnam cuando a principios de este año asumió la presidencia de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Existía plena confianza en que Hanoi cumpliría la misión a cabalidad, como ya lo había hecho en 1998 y 2010, pero las cosas se complicaron cuando la pandemia de Covid-19 comenzó a dislocar las economías de la agrupación y a convulsionar el mercado regional y mundial.
Para situaciones semejantes no hay respuestas preconcebidas: todo debe reformularse de hoy para mañana y de forma que funcione con la precisión de un reloj. Armar un Plan B tan bueno como el A, y hacerlo en medio de las lógicas complicaciones internas y externas generadas por el nuevo coronavirus, ha sido el gran mérito de Vietnam.
Así lo reconocieron hasta los jefes de Estado y de Gobierno de los demás miembros de la Asean (Brunéi, Cambodia, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur y Tailandia) en la Cumbre que a fines de año dio por concluida la presidencia de Vietnam.
Una de las tareas cumplidas con brillantez por el país estuvo relacionada precisamente con la Covid-19. A lo largo del 2020, en reuniones virtuales de diferente nivel, la nación indochina compartió con los demás asociados sus experiencias en el control y prevención de la enfermedad.
Experiencias que, dicho sea de paso, tienen una inmensa validez, pues esta es una de las naciones que con mayor acierto ha enfrentado al SARS-CoV-2. A la fecha, el número de contagiados no llega a mil 500 y el de muertes está contenido en 35 desde el 3 de septiembre.
Por iniciativa suya, la Asean creó un fondo común de respuesta a la pandemia, una reserva de suministros médicos y un centro regional de emergencias sanitarias, así como estableció los procedimientos operativos estándar en situaciones similares.
Vietnam, además, hizo donativos de mascarillas sanitarias y equipamiento técnico especializado no solo a sus vecinos de la región, sino también a los de otras partes del mundo.
Asimismo, organizó con altísima eficiencia todas las conferencias que en condiciones normales celebra la Asociación a lo largo del año, desde las de corte económico, cultural y social, hasta las relacionadas con la cooperación interbloque en materia de defensa-seguridad y otras esferas.
De ello da fe la cifra récord de 80 documentos aprobados por los líderes regionales cuando a mediados de noviembre -siempre bajo la modalidad de teleconferencia- tuvo lugar la XXXVII Cumbre de la Asean.
Entre las decisiones más sobresalientes tomadas en la cita -la mayoría a propuestas de Vietnam- estuvieron la adopción del Marco de Recuperación Integral del bloque en la etapa postpandemia y un plan de apoyo a las empresas de los Estados miembros y a las economías de estos en general.
Sobre la base de otras acciones cumplidas en el año bajo la dirección Hanoi fue revisada la Carta de la Asean y se aprobó la visión de la Asociación en la etapa posterior a 2025 con vistas a trabajar desde ya por el avance hacia una comunidad en constante desarrollo.
La presidencia de Vietnam no solo solidificó los vínculos dentro de la agrupación, sino también los de esta con sus socios, reafirmando un fuerte compromiso con la cooperación multilateral y la liberalización del comercio.
Las acciones en ese sentido fructificaron de modo especial al firmarse durante la XXXVII Cumbre el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP) por parte de los 10 de la Asean y de Australia, China, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda.
Ese acuerdo está llamado a convertirse en el mayor tratado de libre comercio del planeta, pues los Estados firmantes representan alrededor del 30 por ciento del Producto Interno Bruto Global y aproximadamente la misma proporción de la población mundial.
Ya más de una personalidad de ese colosal espacio geográfico y económico ha propuesto que cuando el RCEP entre en vigor (probablemente a inicios del año entrante), su sede permanente debiera estar en Hanoi.
Sería una buena manera de reconocer los esfuerzos de Vietnam a favor del tratado y de su brillante ejecutoria cuando ejerció la presidencia de la Asean con el lema de configurarla como una comunidad cohesiva y adaptativa.
arb/asg
*Corresponsal de Prensa Latina en Vietnam
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