sábado 10 de mayo de 2025
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Estudio arroja luz sobre antiguas tensiones entre urbes precolombinas

Washington, 22 abr (Prensa Latina) En un estudio publicado este mes en la revista académica Antiquity, investigadores junto con coautores de Estados Unidos y Guatemala, informaron sobre un altar recientemente descubierto, enterrado cerca del centro de la antigua ciudad maya de Tikal.

Revelaron que este altar pintado, y construido alrededor de finales del año 300 d.C., añade nuevo contexto a la misteriosa historia maya, y arroja nueva luz sobre las tensiones de mil 600 años de antigüedad entre Tikal (en suelo hoy guatemalteco) y la capital del centro de México, Teotihuacan.

Los científicos argumentan que esta no es obra de un artista maya, sino que fue creado por un artesano altamente capacitado en Teotihuacan, la formidable potencia antigua cuya sede se ubicaba a mil 010 kilómetros al oeste, a las afueras de la actual Ciudad de México.

El altar está decorado con cuatro paneles pintados en rojo, negro y amarillo que representan a una persona con un tocado de plumas y flanqueada por escudos o insignias.

Su rostro tiene ojos almendrados, una nariguera y una orejera doble. Se asemeja mucho a otras representaciones de una deidad conocida como el «Dios de la Tormenta», en el centro de México, señalan los investigadores.

Fundada alrededor del año 850 a. C., Tikal (que significa lugar de las voces) existió durante generaciones como una pequeña ciudad con poca influencia antes de consolidarse como una dinastía alrededor del año 100 d. C.

En este caso los arqueólogos tienen evidencia de que Tikal y la mucho más poderosa Teotihuacan comenzaron a interactuar regularmente unos dos siglos después, y lo que al principio parecía una relación comercial informal, rápidamente se convirtió en algo más polémico.

Según Stephen Houston, profesor de ciencias sociales, antropología e historia del arte y la arquitectura en la Universidad de Brown, «es casi como si Tikal hubiera provocado a la bestia y hubiera recibido demasiada atención de Teotihuacan», y fue entonces cuando los extranjeros comenzaron a llegar a la zona.

Los investigadores señalan que estas potencias del centro de México se adentraron en el mundo maya porque lo consideraban un lugar de extraordinaria riqueza, con plumas especiales de aves tropicales, jade y chocolate.

“Lo que el altar confirma es que líderes adinerados de Teotihuacan llegaron a Tikal y crearon réplicas de las instalaciones rituales que habrían existido en su ciudad natal. Esto demuestra que Teotihuacan dejó una profunda huella allí”, resumió el estudioso.

mem/dla

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