De ello hace referencia el medio Caras y Caretas, un semanario con soporte digital diario, para el cual esta fiesta ciudadana es un dispensario para tocar problemas y controversias de actualidad.
«La crítica política juega como pieza clave en lo narrativo, exponiendo las dificultades económicas, la falta de transparencia, los nefastos hechos de corrupción, y las discutidas transformaciones que han afectado a la educación», suscribió.
A continuación destaca las actuaciones de las murgas, sobre todo en el Teatro de Verano, frente a la Rambla capitalina, donde ese género tiene cuartel general para actuaciones teatrales y corales, con vistosos vestuarios y mensajes mordaces.
La publicación reconoce que las murgas construyen una «narrativa, cargada de ironía, humor e incluso de cinismo», que aborda «tópicos como la deconstrucción del nefasto machismo, el trabajo no remunerado, o los efectos que han tenido las políticas implementadas por el gobierno en el campo de la educación, o los estragos que causó la sequía».
Resultan espectáculos muy bien recibidos por la audiencia popular, pero no así por determinados actores políticos, en particular del lado del gobierno del presidente Luis Lacalle Pou.
A diferencia de senadores, diputados afines y algún que otro ministro, el mandatario se ha tomado los dardos, humorísticos pero con intensa carga política, a la ligera, sobre todo durante una reciente gira por varias capitales departamentales dirigidas por intendentes «amigos», en las cuales no hubo «fuego amigo».
Otra cosa sería en el Teatro de Verano, instalación al aire libre
en el capitalino Parque Rodó, donde el «tiroteo» de los grupos del carnaval van contra tirios y troyanos, en particular con una fina crítica al ejercicio del poder.
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