El próximo jueves la Comisión Regional de Uso de Borde Costero de la Región de Aysén debe decidir sobre dos solicitudes hechas por organizaciones indígenas para administrar áreas marítimas en base a sus conocimientos y tradiciones ancestrales.
De aprobarse el pedido, unas seis mil hectáreas pasarían a formar parte de los Espacios Costeros Marinos para Pueblos Originarios (Ecmpo), una figura legal creada en 2008.
Sin embargo, las grandes corporaciones salmoneras aspiran a ocupar estas áreas y están desarrollando una intensa actividad mediática con el propósito de convencer a las autoridades de que una administración comunal ocasionaría graves perjuicios económicos al país.
Las empresas de esta industria son por lo general de capital transnacional y por medio de un fuerte lobby lograron durante años la concesión de zonas marítimas y terrestres para su actividad, que en Chile no tiene las mismas exigencias respecto a otros sitios.
Agrupaciones como Greenpeace señalan que el engorde de los peces, por ejemplo, se hace en jaulas dentro del mar del tamaño de un estadio de fútbol, donde los ejemplares están muy hacinados y sufren numerosas enfermedades.
Para su tratamiento emplean grandes cantidades de antibióticos, seis mil por ciento por encima de las permitidas en Europa, así como productos químicos en el combate del piojo del salmón y otros elementos que contaminan y destruyen el fondo marino.
Funcionan también como grandes depredadoras del entorno natural, pues para producir un kilo de alimento destinado a las crías, necesitan tres kilos de otros peces.
Tales conductas son inaceptables en los Ecmpo, de ahí los esfuerzos de la industria por impedir su aprobación.
La ambientalista Yacqueline Montecinos señaló al medio digital El Ciudadano que en estos espacios la conservación del entorno natural forma parte esencial de la visión histórica y cultural de las comunidades originarias.
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