El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados denunció en un comunicado que ese país desplegó 23 batallones en la Ribera Occidental, incluida Jerusalén Este, con el pretexto de reforzar la seguridad tras el inicio del Ramadán, mes sagrado para los musulmanes.

Las tropas israelíes establecieron más de 750 puestos de control a lo largo y ancho de Cisjordania y cerraron muchas entradas de aldeas y ciudades palestinas, subrayó.

La cartera alertó que estas prácticas provocan nuevas tensiones en el territorio y afirmó que las barreras no tienen ninguna función de seguridad, sino que se utilizan para imponer más castigos colectivos a los ciudadanos.

El despliegue de estas fuerzas es un intento de Israel de demonizar al pueblo palestino y estigmatizarlo con la violencia y el terrorismo, mientras brinda una falsa impresión a la comunidad internacional de que está siendo atacado, señaló.

Con ello, Netanyahu y sus socios en el poder buscan “encubrir las peores formas de opresión, abuso, limpieza étnica y castigo colectivo practicadas por las fuerzas de ocupación”, aseguró.

Ante esa situación, la Cancillería llamó al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, a activar el sistema de protección internacional para los habitantes de Gaza y Cisjordania.

También condenó todos los intentos de judaizar la zona ocupada de Jerusalén Este.

Es necesaria la intervención urgente del mundo para detener la invasión de Israel en esa urbe, en especial la Mezquita de Al-Aqsa, consideró.

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