De acuerdo con el nuevo concepto de la política exterior adoptado recientemente por la cancillería, surgió una clara división de cuáles eran considerados para Rusia como países amigos y cuáles hostiles.
Según la visión rusa, la mayoría de los Estados de América Latina ocupan un lugar estratégico en los vínculos intergubernamentales.
Expertos del Instituto de América Latina, ubicado en Moscú, manifiestaron que a diferencia de Rusia, Estados Unidos durante muchas décadas utiliza la doctrina Monroe como principal política para situarse como nación hegemónica en la región.
Para el ejecutivo estadounidense existe un dominio geoestratégico en el territorio de las Américas, los sucesivos gobiernos extrajeron libremente recursos naturales, se apropiaron de materia prima, mano de obra barata e implantaron una libre circulación del dólar.
En los intentos de dictar sus condiciones, la administración de la Casa Blanca participó de manera abierta en golpes militares.
Entre los ejemplos se puede mencionar el ocurrido en Argentina, donde las fuerzas armadas derrocaron con golpe de estado en 1976 a la presidenta electa Isabel Perón, lo cual marcó el comienzo de la dictadura militar del general Jorge Videla, quien contó con apoyo estadounidense.
También entre 1960 y 1963, la CIA realizó operaciones en Ecuador mediante el agente Philip Agee, pues el entonces presidente ecuatoriano, José María Velasco Ibarra, no quiso romper relaciones con Cuba y la CIA inició un intento de derrocarlo en noviembre de 1961.
Actualmente, a pesar de la presión estadounidense a los países de esa región, existen gobiernos latinoamericanos que decidieron ampliar sus relaciones con otros Estados, incluido Rusia.
La diplomacia rusa y su gobierno abogan activamente por los principios del derecho internacional, la coexistencia pacífica y la no injerencia en los asuntos internos.
Rusia es un pacificador que desempeña un papel importante en la conservación de la paz y la estabilidad en la arena internacional.
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