Al intervenir ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la representante señaló a Israel por los graves daños corporales o mentales cometidos en su ofensiva; infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción física de la población del enclave, e imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos.
De acuerdo con las leyes internacionales, estas tres condicionantes confirman sus intenciones genocidas, enfatizó la experta.
La aplicación de ese crimen en la crisis que estalló el 7 de octubre en Gaza es la etapa más extrema de un proceso colonial de larga data que inició décadas atrás, detalló la experta.
Su informe titulado Anatomía de un genocidio considera que durante más de 76 años, la potencia ocupante ha oprimido a los palestinos en todos los sentidos imaginable, aplastando su derecho inalienable a la libre determinación demográfica, económica, territorial, cultural y políticamente.
La amnesia colonial de Occidente ha tolerado el proyecto de los colonos israelíes, alertó la relatora, mientras que ahora el mundo ve el fruto amargo de la impunidad otorgada a Israel. Se trata, dijo, de una tragedia predicha.
De acuerdo con la experta de Naciones Unidas, la negación de la realidad, la continúa impunidad y el excepcionalismo de Israel ya no son viables, en particular tras la resolución para el alto al fuego aprobada el lunes por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Albanese pidió a los estados miembros cumplir con sus obligaciones, entre ellas, la imposición de un embargo de armas y sanciones a Israel para garantizar que estos crímenes no se repitan en el futuro.
La Convención sobre el Genocidio, aprobada en 1948, define la comisión de ese crimen cuando se tiene la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
Los actos pueden incluir la matanza, atentado grave contra la integridad física o mental o el sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial.
Asimismo, reconoce como genocidio la adopción de medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo o los traslados forzosos de menores.
El término fue acuñado y definido por primera vez por el jurista judío-polaco Raphael Lemkin, quien en 1939 huyó del holocausto y encontró asilo en Estados Unidos.
A petición de Sudáfrica, la Corte Internacional de Justicia mantiene abierto un caso contra Israel por la comisión de ese crimen en su ofensiva en la Franja de Gaza.
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