Con una tasa de actividad económica cercana al 55 por ciento, las cubanas representan el 45,8 por ciento de las personas ocupadas en la esfera estatal de la economía y solo el 24,3 por ciento del sector no estatal, según datos oficiales.
Cuatro de cada 10 titulares de licencia de trabajo por cuenta propia son mujeres, así como el 24 por ciento de las socias de micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y el 28 por ciento de los asociados a las cooperativas no agropecuarias, sustentaron estadísticas del Ministerio de Economía y Planificación.
En la esfera empresarial de las TICs, ellas ocupan el 28 por ciento de los puestos técnicos y especializados y son el 25 por ciento del personal involucrado en la estrategia de Inteligencia Artificial, reveló la Unión de Informáticos de Cuba.
Pero en el universo de la actividad privada las brechas se amplían: las mujeres son apenas el dos por ciento de quienes dirigen las más de 100 Mipymes de tecnología creadas en el país, estimó la organización de los Informáticos.
A semejanza de las tendencias globales, la brecha digital de género tiene su expresión aquí desde la infancia, cuando, en correspondencia con los estereotipos, niñas y niños empiezan a expresar inclinaciones diferenciadas en el ámbito del conocimiento, coinciden expertos.
Por ejemplo, en la isla más del 60 por ciento de los licenciados de nivel superior son mujeres; sin embargo, ellas representan solo un 30 por ciento de las graduaciones de la Universidad de Ciencias Informáticas, y al interior del sector, los hombres dominan las especialidades de programación, asociadas a las mayores oportunidades de ingresos monetarios.
Un diagnóstico preliminar de la Red Cubana de Mujeres Emprendedoras (RCME) ofreció otras luces sobre asimetrías, competencias informacionales y digitales desde una perspectiva de género, cuyos resultados fueron expuestos en un reciente taller auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según recordó allí el coordinador residente del sistema de ONU, Francisco Pichón, se trata de una de las prioridades del Marco de Cooperación de Naciones Unidas con el Gobierno de Cuba y también una de las áreas de especial atención del Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres.
Entre los grupos que podrían contar con el apoyo de la RCME, están las jóvenes que abandonaron sus estudios por embarazo precoz o matrimonio en la adolescencia y las mujeres próximas a la edad de retiro (60 años), sin las habilidades necesarias para insertarse en el sector no estatal, valoró el encuentro.
Teniendo en cuenta el contexto nacional, ONU-Cuba apoyó el diagnóstico de competencias informacionales y digitales, así como el taller de fortalecimiento de capacidades de la RCME, aunque es apenas un punto de partida con el propósito de contribuir a la inclusión digital y el empoderamiento económico de las emprendedoras en la isla.
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