“Cualquier ataque contra un ecuatoriano es un ataque al Ecuador. Lo sucedido en Santa Elena y Manabí nos recuerda que la batalla continúa, manifestó el mandatario a través de su cuenta de X.”

En redes se han renovado las críticas contra el gobierno de Noboa y su denominado Plan Fénix, una promesa de campaña con la cual pretendía poner fin a la inseguridad en el país.

Sin embargo, en las últimas semanas la ola de violencia volvió a estremecer al país andino en medio del conflicto armado y el estado de excepción decretado por el gobernante.

Pese a la militarización en las calles del país andino y con impuestos para financiar la llamada guerra interna contra el crimen organizado, el terror persiste aquí, con secuestros, extorsiones, amenazas de bombas y asesinatos.

Este Viernes Santo la violencia criminal se mantuvo sin control en la región costera con secuestros, balaceras y asesinatos, entre ellos el de los cinco turistas que fueron hallados acribillados al sur de la provincia costera de Manabí.

Medios locales de prensa detallaron que un testigo reveló a la Policía Nacional que cerca de 20 sujetos encapuchados ingresaron a la habitación del hotel donde se hospedaban las víctimas, les arrebataron sus pertenencias y luego se los llevaron en contra de su voluntad.

El ciudadano habría sido encontrado en la vía, pidiendo auxilio, cerca del lugar en el que se halló a los cinco cadáveres apilados entre la maleza. Datos oficiales mostraron recientemente que Manabí reportaba 156 muertes violentas hasta el 29 marzo, pero la cifra ascendió a 161 tras confirmar estos cinco asesinatos.

Al incidente también se sumó el hallazgo del cadáver del concejal alterno de Samborondón, en la provincia de Guayas, Julio César Ronquillo, un día después de su secuestro.

Con la declaratoria de estado de excepción y conflicto armado interno el presidente Noboa abrió una puerta legal para que militares y policías actúen conjuntamente con todos sus recursos para neutralizar a los 22 grupos delincuenciales catalogados como terroristas.

No obstante, para el experto en temas de seguridad Fernando Carrión, medidas como el estado de excepción, que facilitan los operativos militares, tienen efectos a corto plazo, pero sin otras acciones estructurales la violencia vuelve con las mismas características.

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