“El día 28, un funcionario de la embajada japonesa en China propuso el contacto al consejero de la embajada coreana, por correo electrónico”, declaró el embajador de la RPDC en China, Ri Ryong Nam.
No tenemos nada que tratar con la parte japonesa, recalcó el diplomático.
En varias ocasiones y por diversas vías este año, Tokio ha pedido una cumbre entre el ministro Fumio Kishida y el presidente del Comité de Asuntos Estatales de la RPDC, Kim Jong Un, para, entre otros asuntos, tratar el retorno de los japoneses “secuestrados” en las décadas de 1970 y 1980.
Aprovecho la ocasión para volver a dejar en claro que la RPDC no tiene tema que amerite contactos con la parte japonesa, señaló el embajador en China.
Ayer, por intermedio de su canciller, Choe Son Hui, Pyongyang volvió a rechazar cualquier negociación con Japón para resolver el tema de los pretendidos secuestros.
La RPDC no tiene nada que resolver en cuanto a la “cuestión de los secuestros” en que insiste Japón y no tiene ni responsabilidad ni voluntad de hacer ningún esfuerzo al respecto, remarcó la ministra de Relaciones Exteriores.
También dos veces en esta semana la vicejefa del Departamento de Comunicación y Propaganda del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, Kim Yo Jong, afirmó que bajo las actuales circunstancias su país no está interesado en una cumbre con Japón.
La dirigente apuntó que ni el gobierno nipón ni Kishida cumplen los requisitos mínimos para una reunión con Kim Jong Un para abordar la pretendida retención de los japoneses y el programa nuclear de la RPDC.
Subrayó que el primero de aquellos asuntos ya quedó zanjado, y que el segundo es un derecho soberano asociado a la defensa legítima del país.
Nuestro gobierno volvió a conocer la actitud de Japón y desestimará cualquier contacto y negociación con la parte japonesa. La cumbre bilateral no es un asunto que nos interese, sentenció la respetada hermana de Kim Jong Un.
En una declaración anterior (febrero), Kim Yo Jong remarcó que ambas naciones podían forjar un nuevo futuro si Japón tomaba la valiente decisión de allanar la vía para mejorar las relaciones con acciones de buena fe, basadas en el reconocimiento mutuo y abandonando su anacrónica política hostil.
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