La publicación de análisis político sostiene que Washington asigna al actual Gobierno ecuatoriano el papel que cumplía Colombia antes de la victoria electoral del presidente Gustavo Petro.
“No es una exageración afirmar que Ecuador se ha convertido para Washington en un país clave para llevar adelante su estrategia hacia la región en sustitución de Colombia, aunque con la limitación -respecto al segundo- de que no conecta a Centroamérica, Sudamérica y el Caribe”, advierte.
Bajo el título Las Tres Dimensiones de lo Ocurrido en Ecuador, la publicación, que circula esta semana, comenta que lo ocurrido en la sede diplomática mexicana se veía venir desde las acciones a las que dio lugar la fuga de un importante narcotraficante de las cárceles de ese país.
“(…) Es la presencia del Comando Sur y el sello inconfundible de la Central de Inteligencia Americana (CIA). La fuga de José Adolfo Macías Villamar, conocido como Fito, en enero pasado, se convirtió en escenario perfecto para que los Estados Unidos tomaran el control de Ecuador”, asegura La Época.
Aclara que los primeros hechos que muestran el grado de penetración estadounidense en Ecuador datan del Gobierno de Lenin Moreno y luego en la Administración de Guillermo Lasso.
Sin embargo, insiste el semanario en que “es desde esa violenta huida del condenado por delitos de narcotráfico que la política de seguridad de aquel país se consolidó como una expresión de la política de seguridad estadounidense en Sudamérica”.
El texto llama a estar advertidos de que lo registrado la noche del viernes último en Quito no es un hecho aislado.
“Lo que hay como señal es un derrumbe del sistema liberal internacional y de su democracia, y, sobre todo, es un claro mensaje de que nada detendrá la defensa de los intereses yanquis”, resalta el escrito.
De manera coincidente con esta alerta, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, confirmó en declaraciones públicas la llegada esta semana a su país de la jefa del Comando Sur del Pentágono, generala de cuatro estrellas Laura Richardson, quien según expresó se reunirá con jefes policiales y militares.
Desde otro punto de vista, la publicación deplora que la Convención de Viena quedó pulverizada con la ocupación de la embajada mexicana, hecho sin precedentes en el continente, que debe ser considerado y sancionado a través de los mecanismos de las Naciones Unidas.
Considera La Época que resulta también condenable el “freno en seco” puesto por Ecuador a la continuidad de la tradición latinoamericana del asilo, que permitió salvar la vida de miles de hombres y mujeres en la región, predominantemente durante las dictaduras militares.
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