No obstante, las incertidumbres geopolíticas globales y las limitaciones estructurales económicas internas podrían afectar esta perspectiva, alertó el especialista, que sugirió combinar medidas de apoyo al crecimiento a corto plazo para impulsar la demanda interna con soluciones de mejora estructural a largo plazo, a fin de alentar un incremento sostenible.
Según Chakraborty, la débil demanda global provocada por la lenta recuperación económica y el retraso en la normalización de las tasas de interés en Estados Unidos y otras economías desarrolladas junto a las actuales tensiones geopolíticas podrían obstaculizar la completa recuperación de Vietnam.
El directivo del BAD insistió en que para promover el crecimiento económico se requieren medidas más fuertes y que permitan abordar debilidades estructurales internas como la fuerte dependencia de las industrias procesadoras de las exportaciones de empresas con inversión extranjera directa (IED).
La inversión pública, añadió Chakraborty citado por la agencia de noticias VNA, sigue siendo una fuerza impulsora del avance de la economía vietnamita y su despliegue efectivo resulta importante para promover el crecimiento.
De acuerdo con los estimados del BAD, el producto interno bruto (PIB) de Vietnam aumentará este año un seis por ciento y un 6,2 en 2025.
Expertos de la entidad financiera señalaron en ese sentido que mantener los flujos de IED y de remesas, preservar el superávit comercial, fomentar el consumo interno, y llevar adelante un importante programa de inversión pública resultan un factor determinante para impulsar el crecimiento en 2024.
En el primer trimestre del año en curso el PIB vietnamita logró un alza interanual de 5,66 por ciento, la mayor registrada de 2020 a la fecha.
Los mayores crecimientos en la actividad sectorial se reportaron en los ramos industrial y de la construcción (6,28 por ciento), de servicios (6,12) y agroforestal y acuático (2,98).
El plan de desarrollo socioeconómico para 2024 aprobado por la Asamblea Nacional (Parlamento) de Vietnam prevé un crecimiento del PIB de entre seis y 6,5 por ciento, un PIB per cápita de cuatro mil 700 a cuatro 730 dólares estadounidenses, y un aumento de la productividad laboral de 4,8 a 5,3 puntos porcentuales.
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