El organismo llamó la atención sobre estos hechos y las explosiones accidentales de granadas en los lugares de desplazamiento de Goma, capital de la provincia de Kivu Norte, y sus alrededores, donde debido a estos sucesos desde principios de marzo ocho personas murieron y 34 resultaron heridas.
Igualmente expresó su inquietud por las precarias condiciones y la escalada de amenazas a las que se enfrentan los refugiados.
De acuerdo con la OCHA, más de 500 mil congoleños desplazados viven actualmente en lugares cercanos a Goma, tras huir de los enfrentamientos entre el ejército y los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23), que mantienen incluso posiciones ocupadas en los territorios de Masisi y Rutshuru.
“La proximidad de los campamentos a las líneas del frente, y la presencia de armas en su interior, ponen cada vez más en peligro a las personas”, refirió un reporte divulgado la víspera.
El organismo reiteró el llamado a las partes en conflicto para que respeten el derecho internacional humanitario y protejan a los civiles y las actividades humanitarias en los lugares de desplazamiento.
La OCHA mantiene un seguimiento permanente a la situación de hacinamiento, las escasas o nulas condiciones de vida y acceso a servicios básicos, la carencia de alimentos, la violencia y los peligros para la salud que crecen diariamente en la RDC como resultado de los movimientos de los congoleños que tratan de huir de la guerra.
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