En medio de una primavera con temperaturas cambiantes, algo de frío y pocas lluvias, la capital de Cataluña tendrá que instalar en su puerto una desalinizadora flotante para intentar paliar la situación de sequía que amenaza con agravar el suministro de agua este año.
Así lo anunció este jueves la Generalitat (gobierno catalán), con lo cual descartó traer agua en barcos, como se había planteado.
«Lo que hacemos es renunciar a los barcos de forma consciente porque esta solución, la de la desalinizadora flotante, es más económica, ambientalmente sostenible y mucho más estable en lo que respecta a la seguridad del abastecimiento», dijo un funcionario.
El encargado de Acción Climática en el gobierno catalán, David Mascort, explicó en rueda de prensa que el nuevo equipamiento, que estará listo para funcionar en octubre, producirá unos 14 hectómetros cúbicos al año (poco más de 38 millones de litros diarios), lo que supone un seis por ciento del agua que consume el área metropolitana de Barcelona.
Cataluña está en una crisis respecto al líquido vital, que sus autoridades se vieron obligadas a declarar la fase de emergencia por sequía para unas seis millones de personas, luego de más de tres años con precipitaciones por debajo de lo habitual.
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