La cancillería boliviana lamentó el viernes último que el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad haya impuesto el rechazo de Palestina como Estado miembro pleno de la ONU, y aseguró que su aceptación sería un “paso crucial hacia la paz en Medio Oriente”, según un comunicado.
De acuerdo con el documento, el reconocimiento de Palestina fue planteado por 12 países: Argelia, China, Ecuador, Eslovenia, Francia, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, República de Corea, Rusia y Sierra Leona, que votaron a favor.
Sin embargo, Reino Unido y Suiza se abstuvieron, mientras que Estados Unidos votó en contra.
“El pueblo palestino tiene derecho a la autodeterminación y al ejercicio de su soberanía. El reconocimiento de Palestina como miembro pleno de la ONU es un paso crucial hacia la paz y la estabilidad en Medio Oriente”, reitera el comunicado.
Al respecto, añade que la comunidad internacional debe demandar que el Consejo de Seguridad cumpla con el rol para el que fue fundado y en el mediano plazo se deberá exigir su “democratización”.
En opinión de la cartera diplomática, el veto es una estructura obsoleta que obstaculiza se garantice la paz y en este caso que se actúe con justicia respecto al pueblo palestino.
Bolivia ratifica su posición histórica de apoyo a Palestina para su constitución como un Estado libre, independiente y soberano, con las fronteras previas a 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital.
Por su parte, el vicepresidente del Estado Plurinacional, David Choquehuanca, instó en la sede de la ONU en Nueva York a luchar porque la libre determinación sea efectivamente practicada por los pueblos originarios en todo el mundo.
Durante su intervención en el Foro Permanente de ese organismo internacional para las Cuestiones Indígenas, Choquehuanca insistió en no claudicar en esa batalla a escala nacional, regional y mundial.
“(…) No se puede alcanzar una libre determinación real, si los pueblos originarios son cooptados por estructuras que los vuelven víctimas voluntarias e inconscientes de un sistema que los funcionaliza, divide, manipula y recoloniza”, sostuvo.
Advirtió que la libre determinación, “siempre será aparente y ficticia” si las instituciones políticas, mediáticas y financieras mundiales imponen una matriz occidental, capitalista y antropocentrista como perspectiva universal y absoluta, negándoles su posibilidad de florecer.
Mencionó que la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas es un paso importante, sin embargo, la lucha por los derechos, especialmente en cuanto a la libre determinación y el autogobierno, está lejos de concluir.
Todavía no concluyó la reparación y sanación de las injusticias y heridas cometidas contra los pueblos originarios, advirtió, y aclaró que continúan las violaciones a sus derechos a la libre determinación, al autogobierno y el consentimiento libre, previo e informado.
Remarcó que la sabiduría ancestral ha mantenido viva la resistencia de los pueblos originarios ante los daños del sabotaje a la vida y es parte esencial de la memoria individual y colectiva.
En referencia a los jóvenes, Choquehuanca los instó a asumir un rol activo en la transformación de su sociedad y en la defensa de sus derechos.
Opinó que deben convertirse en voceros de los códigos de vida, del vivir bien, y transmitirlo también a las generaciones que están por venir.
“Las mentes y voces descolonizadas de los jóvenes tienen que hacer entender al mundo que cualquier proyecto de vida basado en la libre determinación de los pueblos originarios tiene que concluir inevitablemente en poner fin a la distopía de la civilización capitalista occidental que, además, está en franca descomposición», concluyó.
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