Los datos circulan en medios locales tras el más reciente anuncio del gobernador de Tennessee, Bill Lee, de que planea firmar un proyecto de ley enviado por la legislatura estadual, controlada por los republicanos, que permitiría al personal en centros escolares portar armas de fuego ocultas en los terrenos de los centros de enseñanza.
«Lo que es importante para mí es que brindemos a los distritos herramientas y la opción de utilizar una herramienta que mantendrá a sus hijos seguros en sus escuelas», dijo Lee en una conferencia de prensa la víspera.
La Cámara de Representantes y el Senado aprobaron la medida casi un año después de que un hombre armado abriera fuego y matara a tres niños e igual número de profesores en una escuela cristiana de Nashville.
Para el gobernador, los profesores y otros trabajadores escolares que deseen portar armas de fuego ocultas en las escuelas tendrán solo que completar un mínimo de 40 horas de capacitación.
«Hay personas en todo el estado que no están de acuerdo sobre el camino a seguir», admitió Lee.
Precisamente, la medida generó críticas de demócratas como el legislador estatal Bo Mitchell, quien recordó en la Cámara Baja el tiroteo en la escuela de Nashville (27 de marzo de 2023).
“Esto es lo que vamos a hacer. Esta es nuestra reacción ante el asesinato de profesores y niños en una escuela. Nuestra reacción es lanzar más armas. ¿Qué nos pasa?”, subrayó.
Una encuesta del Centro de Investigaciones PEW reveló que uno de cada cuatro educadores públicos confiesa estar preocupado por los tiroteos. Es un enfermedad social general, una epidemia, como lo calificó el presidente Joe Biden.
Lamentablemente, la incertidumbre y el miedo a los tiroteos masivos es parte de la cotidianidad en Estados Unidos. Sorprenden en centros escolares, en iglesias, fiestas, supermercados, eventos deportivos hasta en funerales.
El rastreador Gun Violence Archive sigue sumando tragedias. Quizás es mejor ni publicar el número. Casi a diario la cifra cambia.
jha/dfm
