Un volcán activo es todo aquel que hizo erupción en los últimos 11 mil 700 años y continúa registrando actividad a través de los instrumentos de monitoreo, según el Ministerio de Medio Ambiente (MARN).
Estas estructuras geológicas son ricas en recursos naturales y minerales, benefician las labores agrícolas o son fuentes de energía térmica, la cual puede ser empleada para generar electricidad.
Las áreas volcánicas también son importantes zonas de recarga de acuíferos, fundamentales para el abastecimiento de agua, de acuerdo con el atlas vulcanológico del MARN.
Su belleza y utilidad atraen cada año la atención de miles de turistas, pese a los riesgos que representan para la población, pues las erupciones son eventos impredecibles que pueden poner en peligro la vida y los medios de subsistencia de las comunidades cercanas.
Actualmente, El Salvador cuenta con varios colosos activos, entre los más prominentes se encuentran el Izalco, conocido como el Farol de América; el San Salvador, que domina el paisaje de la capital; el Santa Ana, que ofrece vistas impresionantes desde su cima, y el San Miguel o Chaparrastique.
Por otra parte, de los 242 volcanes enumerados en 2022, solo 28 están activos, 23 de ellos presentan cráteres individuales y cinco son campos volcánicos con antecedentes sísmicos que agrupan estructuras volcánicas y lagos cratéricos.
(Tomado de Orbe)
