Muchos de los menores rescatados en los últimos meses llegaron a esta capital provenientes de departamentos como Quiché y Totonicapán, según agentes de la División Especializada en Investigación Criminal (Deic), citados por el diario local Prensa Libre.
Sus padres les permitieron partir porque las personas dedicadas a ese delito les ofrecieron un buen sueldo, casa y comida como parte del acuerdo, describieron los miembros de esa dependencia de la Policía Nacional Civil (PNC).
Los 30 menores liberados eran explotados en negocios como tortillerías, tiendas de barrio y venta de madera, detalló el medio de prensa.
Al momento del rescate, según la PNC, tenían un mal aspecto físico, quienes laboraban (en la elaboración de ese alimento típico a base de maíz), presentaban laceraciones y quemaduras debido a altas temperaturas y la manipulación de cal con agua caliente.
En el último operativo, precisó un reporte de la fuerza castrense, los 12 niños rescatados no realizaban las actividades que les ofrecieron, los explotaban en el trabajo de lunes a domingo, en horarios de cinco a 22 horas.
Únicamente descansaban un día al mes, dormían en los locales y el pago mensual era entre mil 200 y mil 400 quetzales (cerca de 180 dólares), pero dependía de la venta, amplió la PNC.
“La explotación laboral es una actividad lamentable y desafortunada”, señaló el director de Crime Stoppers Guatemala, Pedro Cruz.
Vemos con buenos ojos cómo los ciudadanos están identificando este asunto tan grave y doloroso, remarcó el funcionario de esa comunidad global dedicada a recibir acusaciones anónimas para combatir el crimen organizado.
La trata de personas aparece como el cuarto delito más denunciado durante los primeros meses de este año en las plataformas esa entidad, mientras representa un nueve por ciento del total en este territorio centroamericano.
Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia dan cuenta que de los 352 millones de niños y niñas entre cinco y 17 años que trabajan en el mundo, 180 millones (uno de cada 12) lo hace en situaciones de explotación.
El 97 por ciento pertenecen a países en desarrollo, en los cuales son sometidos a esclavitud, trabajos forzados, reclutados por grupos armados o utilizados para su explotación sexual comercial o en actividades ilegales.
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