Así lo manifestó el presidente de la nación caribeña, Miguel Díaz-Canel durante una reciente entrevista con el periodista y escritor franco-español Ignacio Ramonet.
El mandatario dio a conocer que la isla firmó una serie de convenios con otros países que le posibilitarán llegar a producir más dos mil megawatts en menos de dos años, con el propósito de tener más de un 20 por ciento de energía limpia antes de 2030.
Explicó que una parte de los parques fotovoltaicos que se instalan en el país van a acumular energía, por lo tanto, podrán utilizarse en las horas del anochecer, y van a disminuir el consumo de combustible. Con el aprovechamiento de FRE, subrayó el jefe de Estado, podrá dedicarse más combustible a la economía, sobre todo a la producción de alimentos, a la agricultura, y a los procesos productivos «que hoy están muy limitados porque la mayor parte de los hidrocarburos está en función de la generación eléctrica».
Díaz-Canel señaló que Cuba también busca inversiones extranjeras que permitan potenciar, actualizar, mejorar los procesamientos del crudo nacional en las refinerías del país, y contribuya a solucionar el tema energético, muy afectado por el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos.
El presidente reconoció que la profundización del cerco económico, comercial y financiero y la inclusión de la isla en la unilateral lista de países patrocinadores del terrorismo volvieron particularmente difícil la vida cotidiana de la población en los últimos años.
«Somos un país que ha sufrido las limitaciones y las adversidades que nos impone el bloqueo durante más de 60 años; un bloqueo ilegal, injusto, anacrónico como política y cargado, sobre todo, de una perspectiva prepotente del Gobierno de los Estados Unidos», indicó.
El mandatario subrayó que a pesar del recrudecimiento de la política estadounidense, Cuba «no se ha quedado cruzada de brazos nunca» y ha desarrollado su capacidad de resistencia.
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