El ministro de Finanzas Christian Lindner dijo que repetía la advertencia sobre la situación de las arcas públicas “casi como un mantra ante los desorbitados deseos que llegan desde el plano político”.
Está ahora en blanco y negro: no hay nuevo margen de maniobra financiera en un futuro previsible, indicó el funcionario, quien llamó a decir adiós a los anhelos poco realistas y a seguir adelante con la consolidación del presupuesto.
Los proyecciones fiscales señalan que el Estado podría recaudar unos 995 mil 200 millones de euros durante el próximo año, por tanto, desde el Gobierno federal, los estados y los municipios deberán adaptarse a la idea de que dispondrán de menos dinero.
En los años restantes del período estimado, hasta 2028, también habrá un importante déficit de ingresos en comparación con los análisis previos, un total de 80 mil 700 millones de euros.
Como media anual, los aportes fiscales serán inferiores en unos 16 mil millones de euros, si se compra con la previsión presentada en octubre de 2023, argumentó la cartera de Finanzas.
Si no tomamos contramedidas ahora, la tendencia empeorará, especialmente para el Gobierno federal, opinó el ministro, al desaprobar la fórmula de cubrir los retos estructurales “con más y más deuda”.
Lo que necesitamos, afirmó Lindner, resulta obvio: más crecimiento, “necesitamos un giro económico”.
Evaluaciones de la Unión Europea (UE), emitidas ayer, señalan que el Producto Interno Bruto (PIB) de Alemania apenas avanzará un 0,1 por ciento en 2024, debido, entre otros factores, a la debilidad de la demanda exterior, la atonía del consumo privado y la insuficiencia de la inversión.
En comparación con el resto de países del bloque, las perspectivas solo son peores para Finlandia (0,0 por ciento) y Estonia (-0,5), aunque el conjunto de la UE podría experimentar este año un crecimiento en torno al uno por ciento, indicó la publicación.
El PIB alemán registró en 2023 una contracción del tres por ciento, en medio del cierre de grandes conglomerados industriales, muchos de los cuales prefirieron mudarse a Estados Unidos.
Este país europeo era el mayor consumidor del gas natural ruso antes de iniciarse la confrontación ucraniana y la pérdida de ese combustible barato tuvo negativas consecuencias para la estabilidad de su economía, al acudir a la compra de hidrocarburos mucho más caros.
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