Un comunicado divulgado por la oficina de prensa del Vaticano señala que el Sumo Pontífice arribó poco antes de la 08:00, hora local, a esa norteña urbe de la región del Véneto, donde habitan unos 250 mil ciudadanos, en su mayoría fieles católicos.
A su llegada, en un helicóptero que aterrizó en la plaza adyacente al estadio Bentegodi, Francisco fue recibido por el obispo veronés, Domenico Pompili, así como por el gobernador regional, Luca Zaia, entre otras autoridades, y se dirigió hacia la basílica de San Zeno para una reunión con sacerdotes y personas consagradas.
Tras concluir ese encuentro, a las 09:05, se trasladó a la Plaza San Zeno, donde lo esperaban cientos de niños y jóvenes, con los que sostuvo un ameno intercambio, y al culminar el mismo fue acogido por miles de personas en la histórica Arena de esa ciudad, un anfiteatro de tiempos del Imperio Romano.
En esa instalación que data del año 30 de nuestra era, una de las mejor conservadas y que en tiempos modernos es sede habitual de magnos eventos, el Papa estableció un diálogo con los asistentes, como “un camino, abierto a todos, creado para la construcción de la paz, la justicia y el cuidado de la casa común”, destaca la nota.
El Pontífice subrayó los riesgos de actuar solo, ya que “el individualismo envenena la autoridad que es esencialmente colaborativa” y “el compromiso del individuo pasa por la acción de un pueblo”, y añadió que “un gran desafío hoy es despertar en los jóvenes la pasión por la participación”.
Se refirió a un cartel colocado en el lugar, con el mensaje “desmilitaricemos la mente y los territorios”, en alusión a los actuales conflictos bélicos, como los de Ucrania, Myanmar y Medio Oriente, con la guerra entre Israel y Palestina, que demandan urgentes negociaciones para la paz.
En tal sentido reafirmó lo señalado en múltiples ocasiones anteriores acerca del papel que juega la industria militar, pues las fábricas de armas son “las que más ingresos generan en algunos países”, y “esto es malo”, ya que “no podemos desmilitarizar así porque es una negociación muy grande”.
Junto al Papa intervinieron en ese acto un joven israelí y otro palestino, quienes pidieron el cese de esos enfrentamientos, donde perdieron padres y hermanos, tanto en la acción de Hamás del 7 de octubre de 2023, como en los ataques de Tel Aviv a Gaza, que causaron la muerte de más de 35 mil personas, muchas de ellas mujeres y niños.
La palestina Nivine Sandouka, directora regional de la Alianza para la Paz en Medio Oriente (Allmep), la mayor red de constructores de paz israelíes y palestinos en la región, pidió allí al Grupo de los Siete, actualmente presidido por Italia, y a la comunidad internacional, que “apoyen un acuerdo multilateral de alto nivel”.
Tras escuchar esos llamados, el Obispo de Roma demandó que no se siembre más muerte, destrucción ni miedo, y aseveró que “las ideologías no tienen pies sobre los que caminar, no tienen manos para curar las heridas, no tienen ojos para ver el sufrimiento de los demás”.
“La paz se hace con los pies, las manos y los ojos de las personas involucradas”, enfatizó el papa Francisco.
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