En marzo pasado la junta militar que gobierna Níger pidió la salida de las fuerzas que el Pentágono tiene en dos bases castrenses, una de ellas en la ciudad central de Agadez y otra cerca de esta capital, con el anunciado fin de controlar la actividad de los grupos islamistas asentados en el Sahel.

La decisión de pedir la evacuación de ambas bases fue detonada por la conducta de una delegación estadounidense que visitó Níger en marzo pasado sin previo aviso y con la misión de prohibir a la junta gobernante contactos con otra potencia, en particular Rusia.

Él portavoz militar nigerino explicó que la decisión de evacuar las bases, es resultado de una visita imprevista de altos representantes del departamento de Defensa durante la cual los huéspedes rompieron todos los protocolos diplomáticos.

Washington se mostró reticente a la postura de la junta militar de diversificar sus lazos de cooperación con potencias ‘alternativas’ (como Rusia), dijo el portavoz, Amadou Abderahman, quien significó la actitud «altiva» de la jefa de la delegación y subsecretaria de Estado para Asuntos Africanos, Molly Phee.

La parte nigerina limitó el disenso a la presencia castrense de Washington, y anunció que, de momento, permanece en pie la cooperación militar.

La petición de evacuar las tropas coincidió con una vasta ofensiva diplomática de Washington y las expotencias coloniales europeas para desbancar a Rusia del apoyo africano en las actuales circunstancias del conflicto entre Moscú y Ucrania, terminada en un fracaso estrepitoso.

En la inmensa mayoría de los casos, con mayor o menor delicadeza, la mayoría de los países recordaron a los visitantes que Moscú fue un aliado confiable durante la lucha de África para liberarse de la cruenta y secular dominación colonial europea, a diferencia de Washington.

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