El portavoz de la ANP, Nabil Abu Rudeina, afirmó que el bombardeo anoche contra un área de la sureña ciudad de Rafah es “una masacre que superó todos los límites”.
El funcionario criticó el respaldo financiero y político de Estados Unidos a Israel al estimar que permite y legitima los crímenes de ese país.
Ante esa situación, exhortó al mundo a detener la campaña bélica en el enclave costero al considerar que amenaza con inflamar Oriente Medio y la estabilidad global.
En especial, “hacemos un llamado a la administración estadounidense para que obligue a Israel a detener esta locura y este genocidio que está llevando a cabo”, subrayó.
Por su parte, el jefe del Consejo Nacional Palestino (parlamento), Rawhi Fattouh, afirmó que la incursión confirma los planes israelíes de destrucción y limpieza étnica.
“La masacre contra civiles desplazados expone las mentiras de la sangrienta ocupación (israelí) sobre la existencia de zonas ‘seguras’ en Rafah”, comentó.
Las autoridades sanitarias de Gaza reportaron al menos 35 víctimas mortales y decenas de heridos en un bombardeo contra una zona abarrotada con tiendas de campañas de refugiados palestinos.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron el ataque, pero señalaron que el objetivo era un complejo de seguridad oculto del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en el área de Tel Sultan.
Según las FDI, como resultado del bombardeo murieron Yassin Rabia, comandante del llamado cuartel general de Hamas en Cisjordania, y Khaled Najjar, otro miembro de alto rango del grupo.
Medios de prensa israelíes revelaron que el Ejército usó al menos siete bombas de una tonelada cada una.
“La administración estadounidense es socia (en esta campaña) para matar niños y arrebatar vidas”, respondió en un comunicado conjunto las fuerzas nacionales se islámicas palestinas.
El texto acusó a Washington de impedir el fin de la guerra y de suministrar al vecino país misiles y armas destructivas.
jf/rob





