En tanto, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) señala que al menos un 17 por ciento de los congoleños vive en inseguridad alimentaria aguda grave.
La situación se torna más compleja para los cerca de 70 mil refugiados y solicitantes de asilo que han huido del conflicto en la República Democrática del Congo (RDC) y la República Centroafricana, así como de otros que no pueden regresar voluntariamente a Ruanda.
Estas poblaciones, que se han asentado fundamentalmente en los departamentos norteños de Brazzaville, Likouala y Plateaux y donde el 71 por ciento son mujeres y niños, dependen en gran medida de la ayuda humanitaria.
Según el propio PMA, el 68 por ciento de los solicitantes de asilo y el 63 por ciento de los refugiados sufrían inseguridad alimentaria.
Otro aspecto que complejiza el panorama es el impacto de las lluvias extremas desde octubre de 2023, que provocaron inundaciones sin precedentes, las peores en seis décadas.
El Gobierno del Congo declaró el 29 de diciembre de 2023 el estado de emergencia debido a este fenómeno, que dejó alrededor de dos mil 300 hectáreas de tierras cultivadas anegadas y dificultó el acceso a varias comunidades durante meses.
Con esos obstáculos para la producción, el país es muy susceptible a las fluctuaciones mundiales de los alimentos, pues importa el 70 por ciento de sus necesidades alimentarias.
La escasez de producción interna y el incremento de los precios en los mercados internacionales determinaron que en 2023 aumentara la demanda interna y también la inflación, que se situó en el 4,2 por ciento en noviembre de 2023, limitando el acceso de una parte de la población a bienes necesarios.
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