La vencedora consiguió un 34,3 por ciento de los votos, mientras la ex primera ministra Katrín Jakobsdóttir, su principal rival, obtuvo 25,2 por ciento del sufragio, de acuerdo con el cómputo prácticamente definido.
Según lo dispuesto, Tomasdottir ejercerá un rol considerado como unificador y garante de la Constitución, con determinadas competencias, entre ellas, el poder para vetar legislaciones o someterlas a referéndum.
En el caso del veto, constituye algo muy inusual, pues uno de los últimos acontecidos data de 2010, cuando el entonces presidente Ólafur Ragnar Grímsson no quiso firmar un acuerdo que comprometía a Islandia a reembolsar a los depositantes británicos y holandeses afectados por el colapso del banco Icesave.
En este país los comicios resultan una expresión de democracia pura y los candidatos, por tradición, concurren como independientes, sin afiliaciones partidistas y cualquier ciudadano que reúna mil 500 firmas puede presentarse a las elecciones.
rgh/dgh





