La institución confirmó que inició el proceso administrativo correspondiente a los jefes y guardias del centro en aras de establecer el grado de implicación, que podría terminar en una sanción y destitución.
Aseguró que ninguno fue asignado a otra prisión y atribuyó a una mala práctica que persistió durante décadas la situación expuesta tras el mega operativo realizado el pasado domingo.
Ese día más de 400 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y del SP participaron en la requisa del penal para retomar el control y luego el Ministro de Gobernación del país, Francisco Jiménez, tachó de serios los resultados.
En declaraciones a la nación junto a la vicetitular Claudia Palencia precisó que hallaron cocodrilos en una pileta del penal, así como animales de corral, que pudieron haber sido usados para la alimentación de los reclusos.
Añadió otros objetos ilícitos como una silla para juegos de video, refrigeradores, máquinas de aire acondicionado y equipos de sonido.
Reportes de la prensa local evidenciaron el traslado de mapaches, zorros y un águila, hallados también en el lugar.
El jefe de la cartera de Interior sumó que en las paredes de El Infiernito ubicaron pintas de identificación de clicas de las pandillas recluidas.
Anunció que iban descubrir todas las caletas (lugares escondidos, anexos), así “tengamos que botar todas las paredes y levantar todo el piso” y después la vamos a convertir en una verdadera cárcel de máxima seguridad.
“Encontramos decenas de celulares, dinero, armas blancas, licores, routers y otros en las primeras cuatro caletas localizadas. Este es el resultado de décadas de descontrol”, escribió la víspera Jiménez en la red social X.
Trascendió además que demolieron algunas construcciones que los reos levantaron a lo largo de los años, como paredes con tabla yeso, un minizoológico y un parque infantil.
La PNC describió, por su parte, que 225 mareros 18 fueron trasladados a otra cárcel, pues esa será remodelada y reestructurada, significó.
Analistas apuntaron que la diligencia se produjo al finalizar una semana de fuertes críticas hacia el Ejecutivo actual por hechos criminales que impactaron la sociedad guatemalteca.
El propio presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, reconoció antes que zonas de esta capital viven prisioneras de las pandillas, tras un llamado de las Naciones Unidas en busca de frenar el reclutamiento de menores por parte de estas.
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