El portavoz del organismo, Mahmoud Basal, aseguró que la situación es más crítica en el norte del enclave costero, la zona más castigada por la agresión de ese país en los últimos ocho meses.
En medio de la guerra en curso, necesitamos unos 300 litros de combustible diarios para desempeñar nuestras funciones, detalló en un comunicado el vocero.
Recibimos muchas llamadas de personas con familiares bajo los escombros para recuperar a sus seres queridos, pero lamentablemente no contamos con equipo pesado para iniciar las operaciones de extracción, apuntó.
Basal llamó a la ONU, al Comité Internacional de la Cruz Roja y a las organizaciones de derechos humanos a proporcionar excavadoras y topadoras, así como diésel, para permitir a la institución reanudar su trabajo.
Las autoridades de ese territorio calculan que unas 10 mil personas están enterradas bajos los edificios destruidos por las bombas del Ejército israelí.
En reiteradas ocasiones, Naciones Unidas y otros organismos globales, como la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, reclamaron a Israel proteger a los trabajadores humanitarios y sanitarios en la Franja.
Según datos oficiales, del total de víctimas mortales en el territorio desde el 7 de octubre, casi 500 pertenecen al sector de la salud, 67 a la defensa civil y más de 250 eran trabajadores humanitarios.
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