Ahora se discute la posibilidad del empleo de las municiones que pueden llevar los F-16 en suelo ruso, admitió el ministro neerlandés de Defensa, Ruben Brekelmans, citado aquí por la versión digital del diario Telegraph.
El primer ministro de Países Bajos, Dick Schoof, afirmó al presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, en la cumbre en Washington de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que para nada pondría alguna limitación a la utilización de los citados aviones.
La víspera, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunció que su país y varios aliados comenzaron el suministro de los mencionados cazas a Kiev.
De acuerdo con una información divulgada por Dinamarca y Países Bajos, a las fuerzas armadas ucranianas les entregarán una escuadrilla de los citados cazas y van a apoyarlas en su mantenimiento, suministro de armamentos y en la preparación de los pilotos.
El pasado año, Ámsterdam y Copenhague anunciaron que enviarían las referidas naves de combate a Ucrania y desde ese momento comenzaron la preparación de los aviadores ucranianos.
Rusia en todo momento subraya que el rearme de Ucrania solo extenderá el conflicto que comenzó el 24 de febrero de 2022, cuando el presidente Vladimir Putin ordenó una operación bélica para proteger a la población de la región sublevada del Donbás.
Además, la cancillería del país euroasiático advirtió que la aparición de cazas F-16 en Ucrania, capaces de portar armas nucleares, sería una clara señal de que la OTAN busca una dimensión atómica de la confrontación.
El Ministerio ruso de Defensa indicó que los F-16 se convierten en blanco de las fuerzas armadas rusas y podrían ser destruidos como mismo ocurrió con los tanques estadounidenses Abrams M1, los británicos Challenger-2 o los alemanes Leopard, entre otros armamentos.
Moscú estima que la alianza atlántica ofrece cada vez mayores muestras de su implicación casi directa en el conflicto ucraniano.
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