Por Luis Beatón
La iniciativa que contará con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) contempla la construcción de las torres para guardavidas y la creación de un corredor urbano con ciclovía, con lo que se mejorará la seguridad y movilidad para los turistas y comunidades.
En la asamblea participaron empresas turísticas, el comité de desarrollo turístico, cooperativas pesqueras, asociaciones de desarrollo comunal y juntas de agua.
Se habla de un fondo 106 millones de dólares en el circuito II de Surf City, una inversión histórica en la zona oriental para implementar proyectos de infraestructura para el desarrollo integral de los destinos turísticos.
Sin embargo, más cerca, al este de Surf City y en los alrededores de esa zona hay preocupaciones reflejadas de diferentes formas, en especial por el costo de terrenos o lotes que se comercializan a precios exorbitantes.
Por ejemplo, cerca de Surf City, a los pies de unas colinas desde donde se aprecia el parque de diversiones donado por China y el puerto para la pesca artesanal, un lote de unos 40 metros por 25 era ofertado por 45 mil dólares. El vendedor, sin dudas un intermediario, comentaba, “bueno yo puedo hablar con el dueño para que lo deje en 40 mil”.
Otro, tal vez con unos metros más, se ofertaba a más de 90 mil. Los compradores potenciales son salvadoreños residentes en el exterior que buscan invertir, aunque a veces perjudiquen a sus compatriotas.
Durante el recorrido por una de las playas en el este de La Libertad, varios salvadoreños alistaban un vivero de huevos de tortuga, pues pese a la prohibición, el comercio siempre existe y trabajan para preservar varias especies de estos quelonios.
En esa zona no faltaban los “ranchos” cerca de la línea de playa, donde residen gentes de pocos recursos que desalentaban a presuntos compradores de terreno. “Aquí hay un rio cerca que cuando hay crecida por las lluvias inunda la zona». Cierto o no, algunos temen ser expulsados de la zona en la cual en algunos casos viven desde hace más de 10 años.
Pero dentro de ellos hay algunos que se dedican a promover lotes de terrenos en ausencia de sus dueños o son meros intermediarios que buscan su parte.
Muchos de los que allí residen temen perder sus viviendas, por supuesto construidas en tierras del estado, ante la llegada de las inversiones inmobiliarias y turísticas.
Por ejemplo, en El Higuerón, a unos 175 kilómetros al sureste de la capital San Salvador, familias pobres están en peligro de perder los hogares que levantaron hace décadas en tierras del estado.
Ocupadas hace años, los gobiernos de turno prometieron darles títulos de propiedad algo que no cumplieron y ahora enfrentan demandas para que abandonen sus hogares.
El Higuerón, como otras playas del país, era casi virgen hasta que comenzó el boom turístico y el desarrollo del surf, que ahora atrae a turistas y surfistas, y además a ricos y “nuevos ricos” que buscan tener su lugar de esparcimiento junto a la costa.
Los terrenos cerca del mar cada vez más son acaparados por grupos empresariales e inmobiliarias que apuestan al turista extranjero, según comentan lugareños.
En Surf City 1, en el departamento central de La Libertad, unas 125 familias serán desalojadas de la playa El Zonte un escenario del surf y el turismo internacional.
Es evidente que muchas familias pobres son desplazadas por personas de mayores ingresos y el gobierno no les da alternativas pues ocupan de manera ilegal terrenos del estado, una de las secuelas del turismo.
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