En 1939, tras el fin de la guerra civil en España y la toma del poder por el dictador Francisco Franco, muchos republicanos y sus familias se vieron obligados a buscar asilo en otros países.
Como gesto de solidaridad, el entonces presidente chileno Pedro Aguirre Cerda designó cónsul delegado para la inmigración en París al poeta Pablo Neruda, a fin de que se hiciera cargo del traslado a este país de personas que estaban en campos de concentración en el sur de Francia.
Así, el 3 de septiembre de 1939 arribó al puerto de Valparaíso el Winnipeg, conocido como el barco de la esperanza.
Para recordar esta fecha, el museo de la memoria en esta capital abrirá la muestra Geografía nunca antes soñada, con el apoyo del Centro Cultural de España y la embajada del país europeo.
La exposición presenta experiencias de refugiados que viajaron a Chile, objetos y documentos de los exiliados, fotos familiares, bordados y otros artículos.
Mientras, en Valparaíso la secretaria de Estado de España para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, Susana Sumelzo, participará junto al alcalde de la ciudad, Jorge Sharp, en un acto frente al puerto por donde desembarcaron sus compatriotas.
Sumelzo también asistirá a una sesión especial del Senado para conmemorar la fecha.
Sobre el Winnipeg escribió Neruda: “Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie».
Neruda, quien años más tarde recibiría el Premio Nobel de Literatura, reunió dinero para los pasajes y algunos gastos de los viajeros, les gestionó visas y certificados médicos.
Cuando el barco arribó a tierras chilenas, allí estaba el poeta junto a varias autoridades, entre ellas el entonces ministro de Salud, Salvador Allende, quien posteriormente sería el presidente del gobierno de la Unidad Popular.
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